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Ser corrector de textos en el Perú

Ser corrector de textos en el Perú

I

Según el DRAE:

Redactar. (Del latín redactum, supino de redigěre, compilar, poner en orden). tr. Poner por escrito algo sucedido, acordado o pensado con anterioridad.

Corregir. tr. Enmendar lo errado.

Redactar no es sencillo. Supone, en primer lugar, un proceso mental de «ordenamiento» de las ideas (o de la información) y trasladar estas a un formato escrito. Y como las ideas no van a dejarse atrapar fácilmente y menos ser cohesionadas en un todo analizable, el redactor luchará por domesticarlas para que luego puedan servir fielmente a alguna argumentación, ensayo, etc.

Si bien existen redactores muy experimentados que pueden escribir sobre algún tema de corrido y con poquísimos errores, lo que es exactamente lo contrario suele verse más a menudo.

La demanda de información en una sociedad globalizada ha hecho que cantidades monumentales de datos se emitan cada día desde fuentes hace unos años inimaginables.

Y como en cualquier fenómeno humano, solo unos cuantos canalizan, aprovechan y, muchas veces, distribuyen los esfuerzos e información relevantes. Otros tantos se pierden en rumas de libros por leer, en promesas hechas a amigos de hacer clic en sus enlaces de páginas web, en diarios y suplementos muy interesantes guardados en el segundo cajón de la derecha, esperando aquella hora libre que nunca llega. Y otros muchos, rendidos o siempre hechos a un lado, se limitan a ver, como los niños los aviones, los libros, revistas y webs que cruzan por tantas dimensiones.

Pero es evidente que en esa gran cantidad de papel y bytes producidos hay meras refundiciones o viles copias de otras ediciones, que por decirlo tajantemente nunca debieron ser publicadas.

Así las cosas, las editoriales, aplicando modernísimas técnicas de mercadotecnia, apuestan por llenar estantes y más estantes con novelas posmodernas (léase, mejor, novelas rosas recargadas), con híbridos detectivescohistóricos, y también con textos New Age, esos que te dicen cómo encontrar la felicidad debajo de aquella piedra en forma de estrella que siempre ha estado en el parque a dos cuadras de tu casa.

¿Pero es que no hay lectores exigentes?

Bueno, esa pregunta, en el ámbito mundial, no sé quién la responderá, pero en el Perú, simplemente no los hay (o los hay tan pocos…).

II

En los tiempos que yo estudiaba en la universidad, había una pregunta que me hacían en cualquier reunión y que llegó a tener para mí visos de drama.

—¿A qué te dedicas? —me preguntaban.

A lo que yo, al principio, invariablemente respondía, orondo:

—Estudio lingüística.

La respuesta del interlocutor variaba:

1) [Boca abierta y ojos idos:] ¿Y qué es eso?

2) ¡Ah, ya, profesor de lengua!

3) ¡Ah, entonces tú sabes hablar muchos idiomas!

4) [Y el más acertado:] ¡Ah, lenguaje! ¿Y para qué estudias eso?

Dos años, aproximadamente, intenté explicar qué era la lingüística, su campo de estudio, etc. Luego, como no tuviera resultados en mis explicaciones (en verdad, muchos de mis compañeros de escuela tampoco entendieron nunca qué era la lingüística), opté por responder afirmativamente a cualquier respuesta:

—¿Eres profesor?

—Sí.

—¿Hablas muchos idiomas?

—Oui.

—¿Y qué es eso?

—Exacto, tienes toda la razón.

(La pregunta 4 hasta ahora no he podido contestarla.)

 

III

Han pasado los años y ahora soy corrector de textos en una universidad (que quiere decir ahí: leer, rerredactar, pasar correcciones, maquetar e imprimir). La vez pasada, luego de casi un año de comprarle a la misma señora de la vuelta un par de cigarros para luego del trabajo, se animó y me preguntó:

—¿Y en qué trabaja en la universidad?

Antes de ponerme a pensar en la respuesta:

—Corrijo y edito textos.

—¡Ah ya! Usted es profesor.

(¡Ay, no!)

—No, yo me encargo de..., cómo le digo, hacer los libros, o sea…

—¡Aaaah! Usted escribe los libros.

(Yo pienso: «¡Pucha!».)

—Esteee, mire, yo…, sí, seño, tiene razón, fíeme dos cigarritos hasta mañana, ¿ya? ¿Y qué tal, cómo le va en la venta?

—Ahí, joven, más o menos…

Bueno, habrá quien me diga que la señora no tiene por qué saber lo que es un corrector o un editor. Claro, toda la razón. Pero esta clase de anécdotas solo ponen de relieve estos hechos:

· El corrector de textos (o de estilo) es una figura casi desconocida en el Perú.

· En nuestro país, el 26 % de personas en edad de leer no lo hace nunca. Además, el 45% de los que leen lo hace apenas dos horas a la semana.

· El corrector se ha visto desplazado de los pocos lugares en que tenía su sitio ganado (editoriales, diarios, revistas) y se ha trasladado la responsabilidad del cuidado de los textos a los redactores, con ayuda de programas informáticos.

· La inexistencia de instituciones que formen a un corrector o editor. Hecho que, llegado a extremos, hace que, con honrosísimas excepciones, no se respeten las tradiciones tipográficas (actitud no debida a una rebeldía hacia «normas colonizantes» sino a la mera ignorancia) y las normas ortográficas en libros, periódicos y toda clase de textos.

Fernando Carbajal Orihuela (Lima, Perú)

3 comentarios

Dante F. Neyra -

Así las cosas, las editoriales, aplicando modernísimas técnicas de mercadotecnia, apuestan por llenar estantes y más estantes con novelas posmodernas (léase, mejor, novelas rosas recargadas), con híbridos detectivescohistóricos, y también con textos New Age, esos que te dicen cómo encontrar la felicidad debajo de aquella piedra en forma de estrella que siempre ha estado en el parque a dos cuadras de tu casa.

... o esos que afirman que todo está en el "poder de la mente y el karma", y sin embargo, sólo apelan al poder de la estupidización empleando retórica barata.
Es una lástima que no haya una escuela o una carrera de Corrección Literaria, como lo hay en otros países, o al menos talleres y cursos consistentes al respecto; y eso se nota a diario, cuando uno revisa medios informativos locales con errores gravitantes y que sólo transmiten vergüenza ajena.
Cierto, soy corrector.
Buen artículo, saludos.

Lourdes Abanto -

Muy cierto tu artículo Fernando, me sentí identificada en dos etapas de mi vida (universitaria y laboral).

Isabel Bertossi -

El blog es muy bueno y este artículo, muy interesante. Los felicito por la iniciativa y prometo visitarlos a menudo.

Saludos.