Blogia
addendaetcorrigenda

Políticas lingüísticas de las academias de la lengua hispanoamericanas (o la falta de ellas). Tercera parte: La región rioplatense, nuevo centro de estandarización

[Viene de aquí.]

Una más que suficiente razón sociohistórica para ilustrar por qué la región rioplatense merece ser un nuevo centro de estandarización del idioma español: más de un tercio de su población tiene origen italiano.

En 1825, año de la independencia nacional, Uruguay contaba con una población predominantemente rural; cerca de 74 000 habitantes. En su capital y principal puerto, Montevideo, vivía casi el 20 % del total de su población, de los cuales poco más de un 3 % eran esclavos africanos o sus descendientes. La acentuada política de fomento inmigratorio multiplicó la población por 32 veces. Desde ese año 1825 hasta la década de 1950 llegaron grandes masas de inmigrantes. Provenían de empobrecidas regiones rurales españolas (mayoritariamente de Galicia) e italianas (Nápoles y Génova, entre otras). A su llegada, la tierra estaba monopolizada por pocos propietarios, un resultado de los tiempos coloniales. Al no encontrar aquí las tierras a las que no podían acceder en sus países, se vieron obligados a vincularse a los centros urbanos y a las actividades portuarias, nutriendo el proletariado incipiente. Este proceso de formación de la nueva población fue casi idéntico al que se dio en la Argentina. Las sociedades platenses se distinguen así del resto de las americanas, donde los modelos hispánicos y las huellas de las culturas indígenas han dejado una impronta más notoria. La gran mayoría de los individuos con apellidos italianos pertenecen a familias con arraigo en la región de hasta ocho o diez generaciones precedentes. Tan importante y notoria presencia italiana en las sociedades platenses dejó profundas marcas en su cultura popular, al punto que los elementos que han venido a distinguirla se perciben generalmente como originarios de estos sitios y no como adaptaciones de aquellos modelos.

Un indicio del origen étnico de los uruguayos lo da el estudio hecho en 1992 por Ricardo Goldaracena (Con nombre y apellido. Una historia de cómo se llama la gente): un 43 % de los uruguayos tiene un primer apellido de origen español; un 38 %, lo tiene de procedencia italiana, y los de otros orígenes presentan porcentajes mínimos.

Actualmente, las influencias italianas, que han incidido sobre la cultura ibérica básica, se perciben en muchos de sus valores éticos, familiares, religiosos y artísticos: en el lenguaje —literario y coloquial—, en la gesticulación que lo acompaña, en las formas de trato, en la música popular y en las letras de sus canciones, en los hábitos culinarios, etc. En el lenguaje callejero y doméstico —en particular en el lunfardo, originario de la jerga carcelaria— se daban formas dialectales propias del xeneise y del napolitano. En el idioma español también se introdujeron los italianismos sintácticos y modalidades de pronunciación que se alejan del español de España o de otras partes de América. Los hábitos culinarios son un ejemplo de este legado italiano: en las mesas de Uruguay y Argentina abundan las pastas. Las milanesas, entre otros platos, son tan populares que se cree que han sido inventadas en la región. De Nápoles nos llegó la pizza, la mozzarella, la figazza, el calzone; de Génova, el fainá; del Piamonte, la Lombardía y el Véneto, la polenta; de los Apeninos, la buseca y la minestra; de la llanura del Po, el risotto; de Milán, el ossobuco. También hemos integrado la salsa bolognesa, varios fiambres (el salami), vinos (los chiantis, el marsala) y los panes (pan dulce). A estas comidas continuamos llamándolas con sus nombres italianos originales, aunque transcriptos a las reglas de la pronunciación española rioplatense y con la grafía de esa lengua: ravioli: ravioles, gnocchi: ñoquis, tagliarini: tallarines. La gran pasión lúdica, la quiniela, es de origen italiano; en el aspecto religioso, san Cono es uno de los santos más convocados; también se han adoptado muchas supersticiones (la yeta, la mufa, el mal de ojo). En la música arraigó el tango, con las letras de sus canciones que remiten a la guappería napolitana.

En los años transcurridos, la sociedad rioplatense ha cambiado mucho, el ascenso social que se les restringió a los inmigrantes que buscaban «hacer la América» fue posible para sus descendientes porque, en los inicios del siglo XX, los países del Plata ofrecían un amplio y gratuito sistema de educación generalizada: carreras universitarias y profesiones liberales. El proceso de adaptación de un inmigrante puede ser visto como un continuum: separación-integración-asimilación-identificación. La gran mayoría de los inmigrantes forman de inmediato el camino de la integración al procurarse medios de vida y de trabajo, relacionándose con individuos distintos a los de su propio origen. Asimismo, necesitan adquirir rudimentos de la lengua del lugar y así alcanzan la asimilación. En las generaciones sucesivas lograrán la identificación. Al encontrar en el Río de la Plata un ambiente cultural similar al propio, imposibilitado el retorno —por distintos factores— y dados los valores compartidos con la cultura hispanocriolla, se produjo una asimilación rápida y profunda de los inmigrantes italianos.

Estos conceptos fueron extraídos de la conferencia del antropólogo uruguayo Renzo Pi Hugarte: Elementos de la cultura italiana en la cultura del Uruguay (Universidad de Bolonia, 2001).

Para finalizar, debo destacar que desde la década de 1970 el proceso se ha invertido: hemos dejado de ser una «sociedad aluvional» o un país con «legado de inmigrantes» para pasar a ser un «país de emigración» más.

Otra de las razones etnohistóricas que corroboran la necesidad de un centro de estandarización lingüística rioplatense se determina en los componentes indígenas y africanos que conforman la identidad regional, si bien estos valores son cuantitativamente menores y no resultan decisivos a la hora de la propuesta que nos ocupa.

[Seguirá en: «Políticas lingüísticas de las academias de la lengua hispanoamericanas (o la falta de ellas): Conclusiones».]

Pilar Chargoñia, correctora de estilo. Montevideo, Uruguay. valchar@adinet.com.uy

2 comentarios

Pilar Chargoñia -

Ana: Me entiendes perfectamente bien, redondearé la idea en la última parte de la serie. Lo curioso es que esos datos, muy conocidos en estas regiones, ya casi ni tenemos la paciencia de ponerlos en claro y los damos por sabidos. No soy lingüista, soy una correctora; tan solo asumí la tarea de repetir la información dada, y de manera harto completa, por los que sí son autoridades, en este espacio generoso y plural de Addenda et Corrigenda.
¿El dulce de leche? Muy típico de esta zona, donde buena parte del oeste uruguayo es una cuenca lechera. ¿Y los churros con dulce de leche?, ¿los probaste?

Ana Lorenzo -

Yo envidio sanamente a la gente que sabe bailar el tango y la milonga: qué sensualidad. Y recuerdo con glotonería que fue la mamá uruguaya de una amiga en Inglaterra la que me hacía crêpes rellenas de dulce de leche, ¿es típico?
Si entiendo bien, Pilar, quieres decir que la peculiaridad del español del Río de la Plata, por su historia, es la que le hace merecedora de ser uno de los focos de difusión de norma de la lengua, ya que de no ser así, ninguna otra región puede testimoniar estas características del español, características de una zona amplia y merecedoras de salvaguardarse e integrarse en un panhispanismo que se refleje en un diccionario, una gramática y una ortografía. Muy bien, estoy de acuerdo. El voseo, por ejemplo, debería aparecer cuando se estudian las personas de los verbos.
Un saludo.