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Madera de editores

Madera de editores

Hace más de un año publicamos esta noticia sobre la campaña que Greenpeace había puesto en marcha para solicitar la adhesión de las editoriales españolas a su proyecto Libros Amigos de los Bosques. Este proyecto ponía al consumidor responsable y a la industria editorial de España en alerta, vista la huella del consumo español sobre los bosques del planeta y constatado el hecho de que nuestro sector editorial se abastece principalmente del papel procedente de la tala de bosques primarios de cuatro regiones del mundo (Finlandia, Canadá, Rusia e Indonesia), ya destruidos o degradados en su mayor parte, y en la restante, amenazados por la tala ilegal y descontrolada. La propuesta se acompañaba de esta «Guía para la industria editorial española sobre las fuentes de suministro de papel respetuosas con los últimos Bosques Primarios del planeta» —a la que meses después se añadió esta otra: «Cómo imprimir en papel FSC. El sector de artes gráficas y el consumo de papel procedente de fuentes responsables con el medioambiente y la sociedad» y se formulaba de este modo:

 

 

¿Qué pide Greenpeace al sector editorial?

Que tome medidas para eliminar progresivamente el uso de papel procedente de la destrucción de bosques primarios y la adopción de políticas de abastecimiento respetuosas con la sociedad y el medio ambiente.

 

¿Cómo pueden las editoriales hacerlo?

Cambiando progresivamente su política de suministros de papel, de manera que tiendan a usar papel fabricado a partir de fibras recicladas, para ayudar a disminuir la presión a la que los bosques están sometidos, y/o certificadas por [el sistema de certificación forestal Forest Stewardship Council, o Consejo de Administración Forestal] FSC, para asegurarse de que la fibra de madera virgen de la que está hecho proviene de bosques bien gestionados según estrictos criterios ecológicos y sociales.

 

¿Qué editoriales y escritores apoyan el proyecto?

Treinta y cinco editoriales canadienses, entre ellas Random House Canada y Penguin Canada, se comprometieron formalmente a eliminar de manera progresiva, en un período de tres años, las fibras de bosques primarios de sus publicaciones, lo que ha provocado un cambio sin precedentes en la demanda. Hoy en día, se han diseñado ya cinco papeles reciclados para el mercado canadiense, y todos contienen al menos un 60 % de residuos post-consumo.

En España el proyecto Libros Amigos de los Bosques comenzó en septiembre de 2004 con la presentación de la novela de Isabel Allende El Bosque de los Pigmeos. El último libro que forma parte del proyecto es La Tierra Herida, de Miguel Delibes y Miguel Delibes de Castro (padre e hijo). Hasta la fecha los resultados del proyecto han sido estos:

* El proyecto cuenta con 5 títulos de los que han sido impresos más de 380 000 ejemplares: 274 000 copias en papel reciclado y 107 000 en papel certificado por un organismo internacional creíble y avalado socialmente, como el FSC.

* Los Libros Amigos de los Bosques editados en papel reciclado han conseguido un ahorro de 1 900 árboles (una superficie equivalente a más de cuatro estadios de fútbol), casi un millón de litros de agua (2/3 de una piscina olímpica), 822 800 kWh (el consumo doméstico medio de 250 ciudadanos españoles en un año) y ha evitado la generación de 190 toneladas de residuos.

* Greenpeace se ha reunido con una buena parte del sector editorial español y ya están trabajando en el proyecto algunas editoriales; como Destino (Grupo Planeta), Areté y Montena (Grupo Random House Mondadori), Blume, Icaria, Trotta, etc.

* El proyecto se desarrolla en Reino Unido, Holanda, Canadá, EE.UU., Italia, Francia, Alemania, Bélgica y España; contando con el apoyo de 250 escritores/as, entre los que cabe destacar a Günter Grass, José Saramago, Margaret Atwood, David Suzuki, J.K. Rowling, Niccolò Amanniti, Andrea De Carlo, Philip Pullman, Alice Walker, Barbara Kingsolver o Isabel Allende.

* En España apoyan el proyecto autores como José Saramago, Manuel Rivas, Álvaro Pombo, Rosa Regás, Isabel Allende, Joaquín Araujo, Javier Moro, Soledad Puértolas, Fernando Sánchez Dragó, Jorge Riechmann, Antonio Orihuela, Luis Pancorbo, Dionisio Cañas, Miguel Delibes de Castro, Juan Luis Arsuaga, Clara Janés, Javier Reverte, Espido Freire y Luis Sepúlveda.

A día de hoy, este es el (desesperante) estado de las cosas, según hemos sabido por el blog Opinión con Valor +:

Greenpeace denuncia la destrucción de los bosques primarios para fabricar papel

Redacción

Greenpeace denuncia en el Día Forestal Mundial que todavía se siguen destruyendo bosques primarios para fabricar papel y cartón. El 17 % de la fibra virgen utilizada por la industria papelera mundial procede de bosques primarios, especialmente de bosques de Canadá, Finlandia, Rusia e Indonesia. Actualmente sólo se conservan el 20 % de los bosques primarios que cubrían la superficie terrestre originariamente; aun así albergan dos terceras partes de la biodiversidad terrestre y son uno de los mayores sumideros de carbono del planeta.

La pasada semana, la Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación (FAO) presentó su informe «Situación de los bosques del mundo 2007», donde se comparan los cambios acaecidos en el periodo 2000-2005 y se actualiza la situación de los bosques y los problemas que los afectan. El informe señala la pérdida anual de 13 millones de hectáreas (una extensión equivalente a la superficie de Inglaterra), la mitad de los cuales desaparecen en el continente africano. Pese a ello, la pérdida forestal neta se ve reducida, ya que en los últimos años algunos países como China han incrementado enormemente las plantaciones de especies con fines comerciales, eucaliptos, acacias y chopos, entre otros. Estas plantaciones, sin embargo, tienen un escaso valor para el mantenimiento de la biodiversidad y en ningún caso sustituyen a la destrucción de los bosques vírgenes. El informe también señala que la explotación forestal ilegal está aumentando y que la disminución constante de bosques primarios tropicales es motivo de grave preocupación. Por último, la FAO advierte de que la desaparición de bosques produce el 18 % del dióxido de carbono liberado anualmente a la atmósfera, incrementando el efecto invernadero.

En este contexto, Greenpeace recuerda que el sector papelero español es parte del problema, ya que sigue importando productos papeleros desde países que destacan por encabezar el ránking de tasa de deforestación, como Indonesia, por estar afectados por tala ilegal, como Rusia, o de países que convierten sus bosques primarios en papel de impresión, papel higiénico o servilletas, como Finlandia y Canadá.

«La demanda de papel barato está alimentando la destrucción de los bosques primarios del planeta, contribuyendo a la pérdida de biodiversidad y al incremento del cambio climático», ha señalado Miguel Angel Soto, responsable de la Campaña de Bosques de Greenpeace.

Aunque Brasil fue el país que perdió más superficie forestal en el periodo 2000-2005 (3,1 millones de hectáreas), Indonesia encabeza el ránking de tasa de deforestación, con un 2 % de pérdida de superficie forestal anual. Indonesia perdió 1,8 millones de hectáreas anualmente en este periodo, aunque el Ministerio de Bosques afirma que la pérdida des de 2,8 millones de hectáreas al año. La tala de bosques primarios para producir papel, así como la sustitución de bosques naturales por plantaciones de acacia y eucalipto para suplir la demanda de pasta celulósica de la industria papelera son, aunque no sólo, los causantes de una parte de esta deforestación galopante.

Una reciente investigación de Greenpeace sobre la presencia en el mercado español de productos papeleros procedentes de la deforestación en Indonesia ha revelado que papeles fabricados por la empresa papelera Asia Pulp & Paper (APP) están siendo importados y distribuidos en España. La papelera APP está implicada en talas ilegales, destrucción de bosques y violaciones de derechos humanos en Indonesia y China.

La industria española también importa pasta y papel de países del norte de Europa como Rusia y Finlandia. En Finlandia el Gobierno y la industria forestal están acabando con los últimos bosques vírgenes de Laponia, vitales para el pastoreo de renos del pueblo Sami.

Finlandia también está importando madera talada ilegalmente en la República de Karelia, Rusia, para abastecer sus aserraderos y plantas de fabricación de papel. Activistas de Greenpeace, que fueron testigos de talas efectuadas violando las leyes forestales y medioambientales rusas, hicieron un seguimiento de la madera talada y confirmaron cómo cruzaba la cercana frontera con Finlandia para acabar en aserraderos pertenecientes a grandes empresas madereras como UPM Kymmene y Stora Enso. Esta última es uno de los principales proveedores de papel para libros en el mercado europeo.

«El sector editorial español utiliza papel fabricado a partir de madera talada ilegalmente. Ésta es la gran paradoja: destruimos bosques y culturas para imprimir libros», ha declarado Soto.


Sobran los comentarios. Si acaso, sólo destacar a quien sí atiende a la necesidad de un consumo responsable de los productos forestales, y añadir de qué modo la explotación forestal puede no sólo perjudicar el ecosistema mundial, sino alimentar incluso conflictos armados, y qué podemos hacer cada uno de nosotros para evitarlo:

«La responsabilidad de las administraciones»

«Victorias de Greenpeace»

«Libros españoles publicados con papel amigo de los bosques (2005)»

«Defensores de los bosques primarios»

«Actúa para salvar los bosques primarios»

«Directorio de empresas con FSC»

«Consumo responsable de los productos forestales»

«Plantemos para el Planeta: Campaña de los Mil Millones de Árboles»

 

 

Silvia Senz (Sabadell)

 

2 comentarios

Mónica Urrestarazu -

Me llama la atención que en la nota sobre la campaña de Greenpeace no se haga referencia alguna al conflicto provocado por la papelera Botnia, que está amenazando todo un ecosistema que compromete a dos países del Cono Sur.
También me llama la atención que no se haga referencia alguna al escasísimo porcentaje que la industria papelera destina a la impresión de libros.
La última declaración me parece lamentable: "destruimos bosques y culturas para imprimir libros". Cualquier desprevenido puede llegar a pensar que la culpa de la deforestacíón (tanto legal como ilegal) la tienen los libros.
Me parece una visión simplista del asunto. Pero sobre todo me parece una perspectiva muy parcial.

Mar Rodríguez -

Hola:

Por si no era suficiente con estropearnos (en ocasiones) el placer de la lectura por el poco cuidado de la edición... ¿ahora también quitan bosques?

Algunas empresas papeleras envían gente a las ferias de comercio de los pueblos para comprar madera, casi siempre árboles que no servirán para otros usos y que se plantan con ese propósito, y se replantan una vez talados los que se han vendido...

¿No será que sería mejor hacer las cosas algo más despacio y con más cuidado? Muchas empresas de muebles respetan sus maderas y talan con el compromiso de replantar inmediatamente, sería una medida de mejora, espero.

Saludos,
Mar