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Los clubes de lectura, una experiencia personal e intransferible

Los clubes de lectura, una experiencia personal e intransferible

Lo confieso, soy adicta a la lectura... y ahora a mi club. Cuando escucho a los «grandes» llenándose la boca con cifras de ventas, millones obtenidos, miles de libros publicados, ganancias y pérdidas, premios y descréditos, derechos de reproducción y de (im)propiedad intelectual —porque, a ver: las ideas no salen de la nada, por lo tanto...— y lo comparo con los hechos, con cuántos lectores más han conseguido, con cuántos libros realmente se han corregido e impreso con primor... me entran ganas de enviarles (a franquear en destino, claro) las teorías económicas sobre «rentabilidad» o de espetarles, como dirían por acá, «Pa’ este viaje no hacían falta tantas alforjas». Porque más que fomentar la lectura, quitan las ganas de leer. A ver quién es la guapa que aguanta la lectura de libros escritos con una sintaxis infumable (e ilegible, e intragable), libros con argumentos que se sostienen con alfileres de latón y que podían haberse perfectamente quedado en el cajón, hasta que alguien recogiera el tocho y lo enviara a reciclar.

Las iniciativas gubernamentales, como el «Plan de fomento de la Lectura» (sic) por otra parte, están completamente obsoletas: el «Pasaporte de Lectura» es para... el curso escolar 2002/2003. Una visita a algunos enlaces, para tratar, sencillamente, de encontrar alguna actividad para fomentar la lectura me da error, «Server not found». Buscando la dirección de la biblioteca de mi barrio, me sale la información de hace al menos diez años y la referida a clubes de lectura es, por decir algo, anticuada.

Y, sin embargo, los clubes de lectura están aquí, con un poco de suerte y si no se entrometen mucho las instituciones, para quedarse.

¿Cómo se define un club de lectura? La definición del Ministerio de Cultura es restrictiva y bastante errónea (para empezar), pero sirve de punto de partida:

Un club de lectura es un grupo de personas que leen al mismo tiempo un libro. Cada uno lo hace en su casa, pero una vez a la semana, en un día y a una hora fijos, se reúnen todos para comentar las páginas avanzadas desde el encuentro anterior.

¿Por qué digo que inexacta y restrictiva? El club de lectura en el que participo, por ejemplo, se reúne una vez al mes. La mayoría trabajamos y los que están jubilados participan en dos mil actividades de apoyo comunitario que llenan su tiempo, además de tener una rica y activa vida familiar y social. No leemos por páginas, sino libros enteros de un mes para otro (aunque a veces pueda ocurrir que alguno no lo acaba o que no le apetezca leer el libro de ese mes).

En lo que sí acierta la definición es en que un club de lectura es «un grupo de personas que leen [...] y se reúnen para comentar» lo que han leído. Aciertan también en las razones de los clubes de lectura: el acto íntimo y personal de la lectura se complementa con el comentario con otras personas; el punto de vista propio se complementa con el punto de vista de los demás.

El resto (clasificación, características, composición) ya son especificaciones varias que, también, varían: se considera ideal un grupo de entre veinte y veinticinco personas, pero si muchas son participativas, es mejor que haya menos; hay clubes muy diferentes según sus objetivos, etcétera.

Un aspecto que no se menciona en el estudio-clasificación-intento de definición es el crecimiento y la evolución de los clubes de lectura. No conozco más que el club en el que participo, pero va cambiando desde que empezó. El primer año fue más bien una toma de contacto de los miembros del club: nos conocimos, escuchábamos la introducción y las explicaciones preliminares sobre libro y autor, opinábamos desde el estómago y el corazón y, básicamente, terminábamos contextualizando el libro y a su autor (el autor en su momento histórico, y el libro en relación al resto de su obra y en relación con otros libros) y dando una serie de opiniones sobre ambos.

Este segundo año los participantes en el club de lectura hemos evolucionado: ya no es cuestión de escuchar a la coordinadora, sino que ahora estamos tomando la responsabilidad de preparar nosotros algún libro. A finales del año pasado escogimos un tema que nos interesaba; a partir de esa selección personal, hemos tratado literatura africana, nos disponemos ahora a leer a Stefan Zweig y está en el aire una sugerencia de una obra de ciencia ficción y también de un escritor asturiano. Y en eso andamos.

Los clubes también pueden intentar colaborar con la comunidad. El nuestro tiene ahora un cuaderno de bitácora en internet, para compartir qué leemos, por qué nos ha gustado o por qué creemos que no merece la pena lo que hemos leído. Colaboramos con la biblioteca sugiriendo exposiciones de libros, y también estamos intentando organizar encuentros con los autores. El 1 de febrero será Pepe Monteserín (del que leímos Matómelo Dumas) el encargado de reunirse con nosotros en la biblioteca, y probablemente se haga algún encuentro más.

La iniciativa no siempre parte de la biblioteca; en nuestro caso (creo que ya lo expliqué en una ocasión) fue la Consejería de la Mujer la que intentó implicar a la mujer rural en la lectura. Acabó implicando a mujeres y hombres, rurales y urbanos, jóvenes y jubilados, gente que lleva años leyendo y gente que ha leído su primer libro al incorporarse al club.

Volviendo a lo que decía al principio, la receta del MCE no está completa: se necesita dinero institucional para el club (los libros no son gratuitos y el espacio que se utiliza es un espacio público; los informes sobre los libros se fotocopian con material público también) y, en nuestro caso, la liberación de una bibliotecaria de sus tareas habituales durante algún tiempo, para conducir el club por los vericuetos del comentario de los libros (aunque el tiempo que acaba sustrayendo a sus horas libres también es considerable).

La conclusión: soy parte interesada y subjetiva. Me gusta la iniciativa, por las posibilidades de apertura de la lectura a personas que no suelen leer demasiado, por las posibilidades de escuchar nuevos puntos de vista... y porque siempre se puede ir a tomar un café después de las reuniones, para acabar de perfilar la opinión. ☺

Mar Rodríguez (Asturias)

7 comentarios

Renato Menoscal -

BALADA PARA TERRORISTAS es una novela comedia que está dando bastante que hablar en América al tocar temas palpitantes como: el terrorismo, las guerras religiosas, la inmigración ilegal, los entresijos del poder entre las grandes potencias, la homosexualidad masculina y femenina, sazonados en su conjunto por la pimienta del mundo del espectáculo, el sexo y el buen humor
Incorporación de nuevos lectores es uno de sus logros. Su autor, el ecuatoriano Renato Menoscal, Abogado y Notario Público, espera recibir nuevos comentarios para responderlos.
La ha publicado por Internet la empresa argentina Libros en Red a un precio muy módico.
Detalles: www.baladaparaterroristas.com .
Adrenalina de la pura.

Iván -

Desde www.Clubdelectura.es estamos intentando fomentar los clubes de lectura que existen en España. Para ello hemos creado un directorio de clubes de lectura, foros, blogs y otras herramientas para los clubes de lectura. Os invito a visitarla.
Iván Adrián Martínez Ricarte,
coordinador de Clubdelectura.es

Mar Rodríguez -

Hola:
Gracias por los comentarios.
Por orden:
1 - me alegro de que haya más cuadernos de bitácora dedicados a libros, cuantos más seamos, mejor :-).
2 - estoy de acuerdo. Internet está perfilándose como un medio libre en el que se intenta publicar lo máximo posible... pero ya han comenzado los intentos serios de control.
3 - Gonzalo, lo tuyo tiene muchísimo mérito: los pueblos son lugares muy difíciles, aunque muy enriquecedores en muchos sentidos, espero que tengáis mucha suerte con la iniciativa.
4 - Azófar: tienes razón en terminar el libro. Empezamos leyéndolo en partes, pero llevamos ya tiempo leyendo los libros enteros. Si no da tiempo a todo el mundo, se habla y se retrasa la reunión si es posible. En el número, empezamos unos 15 y ahora creo que somos 20, aunque la suerte es que no coincidimos todos casi nunca, así que venimos a ser quince participando. Nuestra «moderadora», Ana, tiene muchísima práctica en mantener un orden más o menos de palabra y eso nos viene muy bien... Si seguimos aumentando, quizá hagamos dos grupos :-).

Gracias.

Saludos,

Mar

Azófar -

Es una práctica que hay que celebrar, enhorabuena por mantenerla. Yo intenté participar en un círculo de lectores, pero cada uno hablaba de un libro, lo exponía a los demás, de modo que no había verdadero intercambio. El círculo vuestro parece mejor. Lo que pasa es que me parece demasiado veinte personas, sería mejor con diez o doce lector@s activ@s, ¿y no es mejor hablar de una obra cuando ya acaba de ser leída por tod@s, en lugar de ir comentando capítulos o partes?

Gonzalo García -

Hola, Mar, gracias por la aspirina de optimismo. Da gusto esa biblioteca tan integrada en la red social, con el esfuerzo de todos. Me parece a mí que el verdadero fomento de la lectura pasa por algo tan simple como que al leer se disfrute; y los clubs son una buena manera de disfrutar al leer. Nosotros comenzamos este año dos en dos pueblos bastante pequeños; lo hacemos con ilusión, a ver cómo nos va.

Juan Carlos -

Creo que la lectura está, cada vez más, secuestrada por el mercado, que el libro se ha convertido ya en un mero producto que se consume y se tira. Por eso, experiencias como la vuestra son tan valiosas, porque propician el huir de lo que "hay que leer" y descubrir nuevos autores o líneas de lectura. Tu entrada me ha despertado el deseo de pertenecer a algún club como el tuyo y compartir con otros mi afición a la lectura.

maps -

Me ha encantado la entrada. Eso precisamente es lo que intento perseguir en mi blog. Simplemente hablar de libros.