La piratería y la edición de libros en el Perú (2.ª parte)
2. Lectores y redes de distribución
Aún aceptando que el más grave problema por afrontar es la piratería, Coronado no puede dejar de reconocer que las «Sucesivas décadas de inestabilidad económica nacional han debilitado a los agentes que en el Perú intervienen en los distintos campos de la actividad editorial y librera. Esa situación se refleja en lo reducida que hoy se encuentra la red comercial del libro en nuestro país y en el escaso volumen de ventas que anualmente alcanza el sector editorial y librero.
»El 55 % de las librerías del país se concentra en los distritos capitalinos de Miraflores y San Isidro y, en el territorio nacional, no son más de cuarenta los locales especializados. La crisis del sector editorial y librero peruano responde también a la ausencia de políticas de fomento del hábito de la lectura, lo cual se origina en la postergación, durante más de quince años, de una Ley del Libro como la que acaba de promulgarse y que pronto entrará en plena vigencia, y de la cual se espera que impulse el desarrollo de la actividad editorial y librera en nuestro país».
Así, en el artículo «Emergencia lectora, un país no lector» León Trahtemberg afirma: «Los peruanos leen menos de un libro al año. La mayoría, porque no sabe leer y tiene dificultades de sostener una lectura fluida que les permita comprender un texto más allá de algunos titulares y notas periodísticas. Otros, porque su condición de pobreza les impide tener acceso a libros. Y otros más, porque aún teniendo acceso a ellos no gozan de leerlos porque nunca aprendieron a encontrarle sentido a la lectura». Tremenda sentencia no hace sino confirmar una carencia educativa que se ha venido dando desde hace muchas décadas a lo largo y ancho de la gran mayoría de escuelas estatales del Perú. Según los resultados de la encuesta Hábitos de lectura y ciudadanía informada en la población peruana-2004, llevada a cabo por la Biblioteca Nacional del Perú y la Universidad Nacional de Ingeniería al 90 % de los peruanos les gusta leer. «La cifra es alta y puede crear confusión. Los datos de la misma encuesta nos indican que los peruanos leen poco más de un libro al año: 1,3. La Comisión Nacional de Educación señalaba una cifra menor: 0,89.
»[…] Acerca de qué es lo que leen los peruanos: el periódico ocupa el primer lugar (71,6 %), le siguen los libros (55 %), revistas, (36 %), Internet (24,2 %). La Biblia (20 %) es el texto más leído, seguido por enciclopedias (7,1 %), y chistes, historietas y folletos (3,8 %)».
Mencionaba Coronado que el 55% de librerías se concentraban en los distritos limeños de San Isidro y Miraflores. Esta situación se traduce en una imposibilidad material de conseguir un libro en alguna zona alejada de la capital, demanda que es atendida por la piratería. En palabras del representante del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe CERLALC-Unesco, José Luis Acosta, recogidas en el artículo «El libro en el Perú», de Jack Martínez: «[…] La distribución es una de las causas. El libro original no llega donde sí lo hacen los piratas».
Una posición relacionada con este vivir de espaldas a los «otros», en el campo de la producción literaria la tenemos en Marcel Velásquez Castro: «[…] lo que pasa con la escena literaria contemporánea: no es sólo que un pequeño grupo de escritores, editoriales y académicos sigue constituyendo un poder hegemónico que oculta y minimiza las escenas y producciones literarias de los márgenes, márgenes que se construyen con las variables regionales, étnicas, sociales e incluso de género; sino que ahora las instituciones literarias tradicionales están siendo plenamente desbordadas por esos márgenes. El asalto se produce desde múltiples lugares: la novela de masas, la novela escrita por mujeres, las novelas populares, los relatos étnicos, etcétera. El canon narrativo peruano ya no se puede construir sobre la opinión de fosilizados académicos y el índice de venta en las lujosas librerías de Miraflores y San Isidro. Sin embargo, la miopía de la mayoría de los críticos literarios sigue atendiendo preferentemente a los textos legitimados por los medios de comunicación masiva y las políticas de lobby de las grandes editoriales transnacionales». En esta línea, es sintomático el descontento que puede apreciarse en una entrevista realizada por el poeta Miguel Ildelfonso a varios jóvenes escritores del Perú, quienes denuncian sin pelos en la lengua la existencia de clientelajes y de otras taras que aún siguen enquistados en la escena editorial limeña.
3. Perspectivas
Tuvimos la presencia de una institución como CERLALC-Unesco hasta octubre del año pasado. Aunque, como dicen en su misma página: «Esta oficina se abrió como una experiencia piloto en la región, vislumbrando posibilidades de desarrollo institucional a partir de las alianzas y trabajos conjuntos con instituciones locales, pero que por situaciones coyunturales de la realidad peruana en el sector del libro, no permitieron el rápido desarrollo de estas alianzas, razón por la cual el CERLALC se vio en la necesidad de efectuar el cierre». Sería bueno saber cuáles son específicamente esas situaciones coyunturales. (La lectura atenta de la entrevista de Jack Martínez a José Luis Acosta resulta, en este sentido, aleccionadora.)
La creación de Promolibro que ya ha presentado un plan de fomento a la lectura debe ser complementada con acciones estatales en materia política educativa, lingüística y económica que atiendan ciertos males endémicos del Perú (la informalidad, la baja calidad educativa, etc.). Asimismo, se debe buscar un real compromiso con todas las instituciones involucradas (desde la Policía hasta los centros educativos).
Es de notar que la Cámara Peruana del Libro ha estado reclamando el cumplimiento de las penas prescritas por ley para los que cometan delitos de piratería editorial, clamor que hasta ahora no ha sido escuchado.
Se espera que el descenso de la carga impositiva al sector editorial redunde en un descenso de los precios de los libros formales y que se abran nuevas redes tanto para la publicación de autores no conocidos en el circuito tradicional, como para la venta de libros.
Fernando Carbajal Orihuela (Lima, Perú.)
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