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Errores, (ultra)correctores y normas: un círculo vicioso

Errores, (ultra)correctores y normas: un círculo vicioso

Quienes ya hayan visto la presentación de Ignacio Bosque de la Nueva gramática de la lengua española que acabamos de subir al blog habrán comprobado que en varios momentos hace alusión al empleo, en la elaboración de esa obra gramatical, de los registros de uso idiomático presentes en los corpus académicos y en el de Mark Davies.

Lo que no dice es hasta qué punto esos corpus son fiables ni si los equipos de las academias se ocupan de contrastar la información que obtienen de ellos. En su estupenda reseña del Diccionario panhispánico de dudas, Ricardo Bada nos regaló con dos casos francamente divertidos que muestran cómo un fallo (habitual, por cierto, en el mundo editorial) en la metodología y la deontología de los correctores y editores de Tusquets llevaron a asentar una norma igualmente errónea:


[...] Otra de las dudas que me asaltaban tiene que ver con la justa adscripción de determinados usos a unos ámbitos geográficos. Le escribí, por ejemplo, a la autora costarricense Anacristina Rossi felicitándola como autoridad del idioma cuando descubrí en el DPD una cita de su María la noche, certificando el uso centroamericano de la palabra “agujerada”, pero Anacristina me contestó: "No soy ninguna autoridad de la lengua castellana, apenas procuro manejar más o menos bien la lengüita del entorno tico y unos pocos países aledaños. Me sorprendés con lo de ’agujerada’. Porque lo que recuerdo es que yo escribí ’agujereada’, como se dice en Costa Rica. ¡Si pone agujerada quiere decir que lo corrigieron en [la editorial] Lumen sin que yo me diera cuenta! La autoridad del idioma sería tu compatriota [la editora] Esther Tusquets".
Pocos días más tarde volví a felicitar a Anacristina, ahora porque se la citaba otra vez como autoridad, en la entrada correspondiente a la palabra “guipur”: “A los noventa años arrastrará su belleza perdida como un vestido de guipur”. Pero la autora de María la noche me volvió a contestar que “lo de guipur fue una errata de Lumen, nosotros decimos guipiur, a la francesa, ellos me lo corrigieron, yo lo volví a corregir y no me hicieron caso”. Con lo cual me di cuenta de que al final bien podría terminar escribiendo un artículo sobre la involuntaria contribución de los correctores de Lumen al español centroamericano. […] [Ricardo Bada, «El panhispánico nuestro de cada día», Vasos Comunicantes, 37 (primavera 2007), pp. 106-108; disponible en línea en  http://www.acett.org/documentos/vasos/vasos37.pdf .]

1 comentario

Montse -

Eso demuestra que yo si me invento un palabro cualquiera, "espontifrú", por ejemplo, y tengo la suerte de que lo que yo escriba, repleto de "espontifruses", vaya a parar al CREA, con el tiempo tendremos una palabra más en nuestro DRAE: "espontifrú s. m. xxxxxx". ¡Eso es rigor, si señores!