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Contar «Sin contar»

Contar «Sin contar»

W. G. Sebald y Jan Peter Tripp se escribían, o se mandaban el uno al otro, creaciones propias para hacer una obra conjunta. El primero admiraba la pintura y la fotografía del segundo; Jan admiraría, seguro, la escritura perfecta de su amigo y esa mezcla de texto e imagen en su obra. ¿Serían los dos conscientes de la obsesión por la mirada, por el ojo, que ambos mantenían, cuando comenzaron la colaboración? Siendo, como eran, amigos de la infancia, probablemente sí, aunque puede que no, al menos no de forma explícita y consciente.

«No son casualidades, sino que en alguna parte hay una relación que de cuando en cuando centellea por entre un tejido ajado.» Esta frase es la primera que recuerdo de Sebald, Max para sus amigos, y no Winfred Georg. La conocí en la novela de Enrique Vila-Matas El mal de Montano.

Luego leí Austerlitz. Lamenté no haber conocido a este autor maravilloso antes, de adolescente. Eso no tiene remedio. Lamenté también no saber alemán (o un mejor inglés), porque había libros suyos no traducidos al castellano. Pero eso sí lo han remediado, en Nórdica Libros, con la publicación de esta preciosidad por primera vez en castellano: Sin contar (hasta hace nada Unerzählt [2003] o Unrecounted [2004]). La traducción la han realizado M.ª Teresa Ruiz Camacho y Katia Wirth.

Es casi una obviedad decirles que Nórdica Libros lo publica en su colección Ilustrados; no podría ser de otra manera: este libro tiene que salir en una edición de lujo, y en cuanto a las ilustraciones, son parte de la obra.

La compaginación, con un formato acertadamente apaisado, corre a cargo de Diego Moreno; y la corrección ortotipográfica, como de costumbre en ellos, la hace Ana M.ª Patrón.

Sebald no llegó a ver así, juntos, sus poemas con las litografías de su amigo: fue una de sus obras de publicación póstuma. Son treinta y tres textos y treinta y tres grabados. Los precede un poema de Hans Magnus Enzensberger y los sigue un epílogo de Andrea Köhler. Para saber a quién pertenece la mirada hay que recurrir al índice. Nada que moleste en lo que sugiere o muestra la imagen, nada que moleste en el poema; los nombres, al final, si uno quiere identificar esos ojos que lo miran a los ojos, esa mirada que se pierde en la lejanía, esas arrugas que narran, esa niñez que resplandece hacia el futuro.

Köhler dice del libro, en su epílogo:

El proyecto de hacer un libro en común había nacido ya hacía algunos años; la finalidad que se exponía era que texto e imagen no se explicaran ni se ilustraran el uno al otro, sino que entablaran un diálogo en el que cada uno tuviera su propia resonancia. Hasta poco antes de su muerte, Sebald le fue enviando a su amigo en la Alsacia sus textos, de cuya composición definitiva se encargó Jan Peter Tripp él solo. Sin embargo, orden y rítmica se rinden al capricho estético que en última instancia proviene del material mismo. Ahora este poema de las miradas se ha convertido en un legado.

Nórdica Libros comienza su promoción, como también hizo con otros, con un vídeo de presentación, que les aconsejo ver.

Aprovechen su visita a la página de esta editorial, si quieren, para pasearse entre sus otras novedades o por su catálogo: ofrecen leer las primeras diez páginas de la obra, de cualquier obra editada por ellos. Es un buen aperitivo que les abrirá el apetito por una degustación completa.

Dice su editor, Diego Moreno, de este hermoso libro: «Sin contar es una de esas joyas literarias y estéticas que todo editor sueña publicar». Pues hay que reconocer que lo ha hecho con notable gusto, nos lo ha ofrecido al fin a los castellanohablantes y con ello ha conseguido un sueño. Dice Unseld sobre Shurkamp que éste «edificó una editorial dedicándose a una literatura que no satisfacía necesidades, sino que creaba otras nuevas». Yo creo que el editor que tenemos delante se está definiendo muy bien y muy claramente en este mundo del libro, tan difícil y confuso.

Ana Lorenzo. Rivas Vaciamadrid (Madrid), España.

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