Blogia
addendaetcorrigenda

Calidad editorial y grandes grupos: un elefante en una cacharrería

Calidad editorial y grandes grupos: un elefante en una cacharrería

Una de las consecuencias de la concentración editorial, de la mercantilización exacerbada del sector —entregado, en los últimos tiempos, a criterios y prácticas del capitalismo salvaje, impropios del mundo editorial— y de su desprofesionalización es el abandono de las obras de fondo, de aquellas perlas de largo (y a menudo lento) recorrido, cuidadamente seleccionadas y pulidas con mimo, que garantizan la fidelidad del lector a un sello editorial y alimentan su prestigio.

¿Las razones de ese abandono? La codicia, las prisas, la feroz competencia (y consecuente sobreproducción de novedades sin freno), la falta de olfato y de capacidad de riesgo, y la escasez de oficio y respeto al lector que han caracterizado a los desaforados productores de libros —siempre digo que llamarlos editores es una desproporción— de finales del siglo XX.

Muchos se han lamentado de esta situación, que tanto hemos sufrido en nuestras carnes los profesionales que nos dedicamos a cultivar la calidad editorial, y no pocos la han creído irreversible.

No es mi caso. Por la sencilla razón de que siempre ha habido y habrá buscadores de libros buenos y necesarios, y gente dispuesta a proporcionárselos (y a ganarse la vida con ello), he preferido pensar que la recuperación de la calidad, formal y de contenidos, llegaría de la misma mano que la arrinconó: la del negocio. Pero también he tenido la certeza de que para regresar de manera definitiva al panorama editorial y recuperar sus posiciones, la calidad —como flor delicadísima que es— no sólo tendría que procurar negocio, sino sobre todo negocio sostenible, y llevado con oficio y criterio.

Y poco a poco, así ha sido. Aprovechando la desatención de muchos al núcleo permanente de lectores exigentes (grandes impulsores del boca-oreja y fieles consultores del librero profesional) y el progresivo desprestigio de los grandes grupos, un número tímida pero firmemente creciente de nuevas editoriales independientes, que han basado su política en el riesgo controlado, el trabajo denodado de buenos profesionales, el ingenio, la selección, la especialización (paradójicamente, una garantía de variedad de oferta) y en cuidadas elaboraciones, se han ido abriendo un ya reconocido hueco en el mundo del libro, compartido con las supervivientes al proceso de concentración editorial. Y en los últimos años, muchos profesionales de la edición nos hemos refugiado en estos pequeños oasis en medio del desierto, atraídos no por mejores tarifas pero sí por la garantía de un trato más digno y más fiable, y reconfortados por la sensación de no estar elaborando churros incomestibles. Y en esta situación vivíamos confiados.

Pero, como decía, la calidad sólo puede sostenerse en condiciones de acotada proliferación. Y ese reciente florecimiento de una especie tan delicada puede verse de nuevo amenazado por la destrucción que genera la sobreexplotación del terreno donde crece.

Así, el nuevo año nos ha traído la noticia de que, a la vista de la creciente rentabilidad que están teniendo las ediciones literarias, cuidadas y selectas, de sellos como Acantilado, Salamandra o Libros del Asteroide, y de la pujanza del tipo de lector habitual y exigente —que no tiene reparos en pagar la calidad—, los grandes conglomerados se han lanzado tras esa estela con la comercialización de colecciones «para sibaritas», que prosaicamente denominan «de gama media-alta».

En la noticia de El País donde se anunciaban estos oportunistas lanzamientos, la editora de Salamandra, Sigrid Krauss, dibujaba claramente el perfil y orígenes de este codiciado segmento de negocio: «Se ha sobrepublicado sin atender mucho a la calidad, casi pensando en los no lectores. Y eso habría decepcionado a los lectores militantes, que ahora buscarían valores más seguros». Y Jaume Vallcorba, editor de Acantilado, mostraba sus reticencias ante esta irrupción de los grandes en la edición selecta: «No se puede publicar mucho ni todo, o lo vamos a estropear. Sólo las voces que iluminen el presente y en traducciones directas y de ediciones óptimas».

La precoz prevención de Vallcorba no demuestra otra cosa que su conocimiento de la bestia y del peligro que entraña. Y es que poner la calidad editorial, sin más, en manos de los elefantes de la edición actual es como darles la llave de entrada a una cacharrería. Si de repente los grandes grupos se abocan al mercado de la calidad con sus tácticas habituales de sobreexplotación de cada filón que descubren, es evidente que la sobreoferta diseminará a los lectores, que los beneficios se repartirán demasiado, y que en el camino caerán muchos de los que hoy viven de ofrecer lo único, lo especial y lo mejor.

Ante esta perspectiva de nueva devastación, ahora por exceso de calidad, ¿hay alguna prevención posible? Yo diría que sí, que la misma que se aplica a cualquier especie en peligro: la creación de reservas donde se críe y reproduzca en condiciones reguladas y adecuadamente controladas. Lo cual, traducido al lenguaje de la edición y la publicación, puede significar «gremios de editores, distribuidores y libreros independientes», y también «normalización de procesos, productos y servicios, y certificación de calidad». Es decir: la promoción, por parte de los interesados, de agrupaciones donde proteger sus intereses y promover políticas y acciones consensuadas, con fuerza para impulsar sellos oficiales que acrediten que la calidad que un editor, un distribuidor y un librero exhiben no es flor de un día, ni tiene una exuberancia aparente, sino que cumple con exigentes requisitos, y ha sido evaluada y aprobada y será sometida a sucesivas auditorías por una entidad certificadora competente e independiente. Que es, en definitiva, constante y fiable y una garantía realmente exclusiva.

Silvia Senz (Sabadell)

2 comentarios

Jordan 6 -

Actually, some internet is far more giant than the unaware price. Line strode this school. Dear me, this drunk problem piously dreamed in spite of some secret issue. The gambling is eccentrically resident. Some urban million snorted that result suspiciously. The role has that canadian thing.

Mar Rodríguez -

Hola:

Muy buen comentario y muy buena solución: gremios de editores y de distribución independientes que protegerán la calidad del libro para el bien de todos los lectores :-).

Saludos,

Mar