Los responsables del Grupo Planeta nos deleitan con su sabiduría
En La Vanguardia de hoy , Xavi Ayén resume los comentarios más relevantes de la intervención de Jesús Badenes, director general de librerías del grupo Planeta, en la conferencia inaugural del máster de edición de la Universitat Autònoma de Barcelona (Cataluña, España). Tal vez sea por falta de contexto, pero cuesta dilucidar de qué forma se relacionan estos pares argumentales que Badenes establece:
Antes, los autores que más vendían en España eran todos famosos (Antonio Gala, Terenci Moix, Vizcaíno Casas...), y hoy han sido sustituidos por nombres que eran desconocidos hace tan sólo tres o cuatro años, como Dan Brown, Carlos Ruiz Zafón, Julia Navarro, Matthew Pearl...).
Ante esta reflexión cabría preguntarse primero si Gala, Moix o Casas nacieron ya famosos o adquirieron renombre por idénticas vías que Brown, Zafón, Navarro y Peral. ¿No se referiría Badenes al hecho de que, durante mucho tiempo, el fenómeno del superventas no tenía relevo en España? Será eso, porque luego añade esta explicación a este relevo:
El fenómeno se explica porque la gente que hoy compra libros es distinta, entre otras cosas porque los puntos de venta también son distintos: hace cinco años nadie iba a comprarse una novela al Carrefour.
Parece que la clave del éxito de estos autores son los nuevos hábitos de compra de los lectores, que ahora pueden incluir libros en su carrito del súper. Pero todos estos nuevos medios de explotación del éxito no son, propiamente, su causa, sino su continuación. La mayor parte de los autores superventas no son el resultado de ninguna estrategia ideada por los genios del márquetin editorial; son, por lo general, fruto de la casualidad, del buen olfato de alguno de los pocos editores que aún cumplen con sus funciones y de la cata selectiva de lectores vocacionales que todavía persisten en la búsqueda de productos de su gusto (no precisamente en el Carrefour) y que difunden sus hallazgos mediante la conocida técnica del boca-oreja, independiente de cualquier estrategia comercial.
El máximo ejecutivo editorial del grupo Planeta combatió la idea de que los grandes grupos y las editoriales independientes son maneras distintas de entender la edición: «Un gran grupo, en realidad, no es otra cosa que una federación de editoriales independientes. La única independencia real es la independencia económica, y ésa la persiguen todos».
Poco tiene que ver la independencia económica de una empresa con su categorización dentro del concepto de edición independiente, definido por una filosofía de la edición centrada en el mantenimiento del delicado equilibrio entre promoción cultural-calidad-negocio. Cierto es, sin embargo, que no siempre las pequeñas editoriales son, en este sentido, independientes, pero sí tienen al menos libertad para regirse por criterios editoriales distintos de las políticas generales de maximización de beneficios que marcan la pauta en los grandes grupos.
Tras realizar un repaso de la evolución de los hábitos lectores a lo largo del siglo xx, Badenes admitió que «hoy ha bajado la calidad media de lo publicado, sin ninguna duda, porque es más fácil editar y existe mucha más demanda».
¿Está culpando a las nuevas tecnologías de la baja calidad de los productos editoriales? ¿Puede acaso una máquina decidir qué y cómo se publica? ¿Y acaso el señor Badenes tiene en su poder un estudio secreto sobre índices y hábitos de lectura que explique ese crecimiento de la demanda que menciona? ¿O es que contrapone la demanda actual de libros con la de hace un siglo, tal vez? No, la demanda de libros no ha variado sustancialmente en los últimos 20 años. Sí lo han hecho las políticas de edición marcadas por los grandes grupos, que concentran todas sus energías en la venta del producto (el que sea) y la generación de un beneficio (a costa también de lo que sea) que no corresponde a este sector de la industria cultural. Afortunadamente, el propio Jesús Badenes acaba proporcionando las claves para entender las causas de ese descenso de la calidad:
[...] tras el proceso de reforma que ha sufrido su grupo, está creciendo a un ritmo del 20 % anual en cuanto a facturación, y en el 2005 ha vendido el doble que en el 2001.
Badenes no especificó a qué tipo de reforma se refería. Sería interesante saber en qué ha consistido, aunque todos los que trabajamos o hemos trabajado para su grupo sabemos por dónde van los tiros: recortes presupuestarios de edición y producción, reducciones de plantillas, sueldos paupérrimos de los cargos intermedios, exceso de exigencia a los trabajadores en plantilla o externos, subcontratación o deslocalización incluso de los servicios mínimos que debería mantener internamente una editorial, y descenso de tarifas de colaboradores y proveedores (entre otras maravillas).
Silvia Senz Bueno (Sabadell, Cataluña, España)
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