La impudorosa ansia de expansión del español
Este mes, el excelente portal informativo sobre la lengua española Unidad en la Diversidad publica un artículo de Maite Celada (docente e investigadora argentina en la Universidad de São Paulo desde 1992) titulado «De prisa, de prisa, oye, Brasil». En él, Maite Celada denuncia un hecho que venimos advirtiendo en esta bitácora casi desde el inicio de su recorrido (véanse especialmente los artículos relacionados con la política lingüística panhispánica de los apartados «Malas prácticas» y «Lengua y cultura»): la forma tan políticamente incorrecta como, en diversas instancias de la sociedad española, se trata el ansia de la expansión del español por el mundo.
Citamos aquí los primeros párrafos de este interesante texto, del que habría que tomar buena nota en estos días en que se celebra en Montevideo la XVI Cumbre Iberoamericana, que tiene, supuestamente, el desarrollo social como uno de sus temas centrales:
Hace un buen tiempo que a los que integramos la comunidad académica latinoamericana en el campo de las letras nos viene dejando alelados un hecho: que, en diversas instancias de la sociedad española, se trate de forma tan políticamente incorrecta el ansia de la expansión del español por el mundo. Esta viene vinculada, por el lado de las causas y argumentos o por el vies de los objetivos, a distintas cifras: número de hablantes del español, de países que tienen esa lengua como oficial, de ejemplares que las editoriales pueden colocar en determinado mercado; valores todos relativos a una perspectiva económica.
Los nombres de dos eventos realizados entre el 23 y el 29 de octubre confirman esta perspectiva. El Seminario “Valor económico del español: una empresa multinacional”, celebrado en Montevideo y la “I Acta Internacional de la lengua española. Activo cultural y valor económico creciente”, en San Millán de la Cogolla.
Nos asombra la falta del pudor que esperaríamos como efecto de la revisión de una memoria y del asumir una actitud responsable frente a la especificidad histórica que marca la relación España-América Latina. Reconocemos ese pudor en parte del pueblo español y en muchos colegas que trabajan en la academia.
En Brasil, el 6 de setiembre pasado se firmó un convenio o acuerdo entre el Banco Santander y la Secretaría de Educación del Estado de São Paulo para calificar docentes en ejercicio en las escuelas medias, independientemente de la asignatura que dictan, y así atender a la legislación que determina la oferta obligatoria de español a partir de 2010, en ese nivel. El curso, enteramente a distancia, utilizará la metodología del Instituto Cervantes para impartir 480 horas de español y 120 de metodología; todo en un máximo de 2 años. El proyecto “Oye, español para profesores”, según dicen los medios, sería implementado en colaboración con las tres universidades públicas del estado de São Paulo.
En el contexto de la ambición generada por las cifras, tratar la lengua española como un “tesoro” —término usado por el presidente del Santander durante la firma del referido convenio—, y tratar a Brasil y a sus 170 millones de habitantes como un mercado promisorio a consolidar es algo que nos pega fuerte a muchos latinoamericanos, que tenemos una memoria no metálica y en la que el pasado hizo mella.
Silvia Senz (Sabadell)
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