La Wikilengua ¿convertirá a los hablantes en notarios del uso y en legisladores y propietarios de la norma?
Hagamos un tremendo esfuerzo de imaginación. Supongamos que, gracias a la buena y desinteresada voluntad de los hablantes dispuestos a contribuir (como usuarios registrados o como ocasionales comentaristas) a hacer de la Wikilengua un «recurso [serio, riguroso y fiable, añadiría yo] sobre el uso del castellano, donde se pueden consultar, con una orientación esencialmente práctica, dudas frecuentes», este wiki llega a sustituir el servicio de consultas lingüísticas de la RAE y cualquier otra obra académica destinada a despejar dudas sobre la lengua española.
Supongamos también que —dado que finalmente no va a estar supervisada por ningún comité de expertos (ni de la RAE ni de la Fundéu ni de ninguna otra institución) que valide su contenido, pese a lo dicho por la plana mayor de la Fundéu (entidad que impulsa y patrocina la Wikilengua) y por algunos destacados ususarios, y dado que asegura que mantendrá una postura neutral ante argumentos encontrados—, el contenido de la Wikilengua llega a abrir nuevos caminos independientes de consenso normativo.
Supongamos, en definitiva, que los usuarios de la Wikilengua, creyendo a pies juntillas la «aparente» firme convicción de don Víctor García de la Concha (director de la RAE y presidente de la Fundéu) de que «la lengua se hace en la calle», acaban convirtiendo la Wikilengua en el ariete que derribe el portón del elitista caserón neoclásico de Los Jerónimos y democratice definitivamente la Docta Institución. (Y todo con el impulso y el encomio iniciales de la propia Academia.)
¿A qué diantre va a dedicarse entonces la RAE, si es el hablante quien consensúa en la red su propia norma de uso? Al trabajo teórico no, porque en el mundo universitario ya hay suficientes grupos e investigadores que se dedican meritoriamente al estudio de la lengua española y al desarrollo de recursos y tecnologías lingüísticas.
¿Tienen los señores académicos ya previsto un buen plan de jubilación?
No lo creo. Más bien opino que la cúpula académica tiene una nula confianza en el futuro de esta Wikilengua cuya puesta en marcha apoyan en público, y no temen de su desarrollo competencia ni usurpación algunas.
Si creyeran en lo que representa un proyecto colaborativo como la Wikilengua, veríamos entre sus contribuyentes a los académicos con presencia en la organización de la Fundéu y en la hipermediatizada puesta de largo de la Wikilengua. Si creyeran en la democratización de la norma, volcarían en la Wikilengua la obra académica y las respuestas a las consultas que la RAE recibe y atiende.
¿Y lo hacen? No; no lo hacen ni los académicos (Víctor García de la Concha, Valentín García Yebra, Gregorio Salvador Caja y Humberto López Morales), ni los lingüistas y periodistas con obra publicada sobre lengua y norma española (Álex Grijelmo, José Luis Martínez Albertos y Leonardo Gómez Torrego) que participan en el patronato y el consejo asesor de la Fundéu. Basta seguir la autoría de las contribuciones, día tras día, para comprobarlo.
Me da que lo único que tienen claro es que impulsar una web social de esta índole —aun existiendo iniciativas similares, no institucionales, en funcionamiento: 1 y 2— contribuye a dar una imagen modernizada de esta vetusta institución, de la que andan muy necesitados, y a demostrar que hacen lo posible por fomentar la presencia del español en la red, cuando en realidad la Wikilengua no es más que un pequeño grano de arena en un enorme desierto.
No obstante, y por lo que pudiera ocurrir con la siempre imprevisible deriva de la red social, las entidades impulsoras de la Wikilengua se han curado en salud, guardándose un as en la manga: el de la paternidad de la obra.
Para aquellos que aún no lo sepan, la Wikilengua está acogida a una licencia Creative Commons BY-SA (descrita en 1 y 2), no restrictiva en cuanto a derechos de modificación y reproducción de sus contenidos, y que cede los derechos de explotación de sus contenidos a todo el mundo (siempre que se mantengan las condiciones de esta licencia), pero que mantiene la titularidad de la propiedad intelectual de la obra en manos de sus autores. Pero ¿quiénes son sus autores? La información que da al respecto la página de la Wikilengua no da muchas pistas. Se dice:
Licencia
El contenido de la Wikilengua está bajo la licencia Creative Commons en la modalidad BY-SA. Esta es la fórmula recomendada por la propia organización de Creative Commons para wikis, y su objetivo es proteger los derechos de propiedad intelectual que la comunidad de la Wililengua tiene de su contenido, de forma que nadie pueda abusar del esfuerzo voluntario y colectivo de las personas que la integran.
Ello no implica que los autores de forma individual no conserven los derechos de sus colaboraciones en la Wikilengua.
Pero ¿pueden los usuarios-autores, de forma individual, demostrar la autoría de sus aportaciones? En una obra como la Wikilengua que se moldea amalgamando sucesivas contribuciones, comentarios y debates, resulta casi imposible que cada uno de los contribuyentes demuestre la paternidad de sus aportaciones, siendo que la propiedad intelectual de una obra se evalúa en función del resultado de la propia obra y no del análisis de su proceso de elaboración, y siendo que en un wiki cada aportación queda fundida en el todo común. En este caso, podría decirse que la autoría recae sobre la comunidad que compone la Wikilengua, pero resulta que tal cosa no es posible según está formulada la ley de Propiedad Intelectual. Para saber en quién recae la titularidad de la Wikilengua hay primero que averiguar en qué categoría de obra puede encuadrarse, jurídicamente hablando.
Como muy pedagógicamente se explica en este artículo sobre la Wikipedia, extrapolable a la Wikilengua, de todas las obras realizada con el concurso de varias personas (obra en colaboración, obra colectiva, obra compuesta y obra derivada), el tipo al que mejor se acomoda es el de obra colectiva, con lo que la paternidad de la Wikilengua recae, según el articulado correspondiente de la ley, sobre la fundación que la promueve, coordina y ofrece como servicio (esto es, la Fundéu BBVA). Para que no sea así, tal y como expone la LPI en el párrafo segundo del artículo 8 («Salvo pacto en contrario, los derechos sobre la obra colectiva corresponderán a la persona que la edite y divulgue bajo su nombre»), la Fundéu BBVA debería explicitar una renuncia a la titularidad de esos derechos intelectuales. Y de momento no hace tal cosa. No hay «pacto contrario» visible en la sección informativa de la Wikilengua sobre la licencia empleada. No hay, por parte de esta entidad (integrada por eminentes académicos), renuncia a la paternidad de la nueva doctrina que pueda derivarse del wiki.
Así pues, de mantenerse así las cosas y en el caso hipotético de que la iniciativa prospere, los «wikilingüistas» seguirían sin ser legisladores y propietarios morales de la norma consensuada que de la Wikilengua pudiera desprenderse.
Silvia Senz (Sabadell)
1 comentario
Marina -
No remitir siempre a las fuentes que se manejan desprovee, además, a los ususarios de asidero para la comprobación de lo que se afirma, y pervierte el debate intelectual posterior.
En estas condicones, la Wikilengua nunca podrá considerarse una fuente de consulta autorizada.