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La fijación del español internacional (y de la edición en español) en EE. UU. , ¿una cuestión de prestigio, imagen, medios y libros de estilo? (2.ª parte)

La fijación del español internacional (y de la edición en español) en EE. UU. , ¿una cuestión de prestigio, imagen, medios y libros de estilo? (2.ª parte)

 

 

 

Un poco de divulgación sociolingüística

 

(Viene de aquí.)

Ya comentamos en un artículo anterior las muy diversas trabas de índole social, cultural, lingüística y política (las más recientes, tremendamente drásticas) con las que la lengua española puede encontrarse en ese supuesto camino hacia una nueva variedad estadounidense. Pero quizá convenga, llegados a este punto, hacer un poco de divulgación sociolingüística para que el lector menos avisado de esta bitácora comprenda por qué los libros de estilo de los medios de comunicación estadounidenses e internacionales no bastan para intervenir de manera efectiva y eficaz en su conformación como modelo de español internacional.

Tal como ya se ha explicado anteriormente aquí, se entiende por planificación lingüística la intervención consciente sobre una lengua o variedad lingüística, con diversos objetivos (modernización de la lengua, enriquecimiento para adaptarla a nuevas necesidades, extensión de su uso, favorecimiento de intercambios comerciales e internacionales, mantenimiento de la hegemonía cultural de la lengua en el poder...). Esta intervención requiere una evaluación previa de la situación de la lengua o variedad sobre la que se quiere operar.

Según el modelo de Heinz Kloss, en la planificación de una lengua se adoptan dos tipos de medidas de intervención: 1) lingüísticas (planificación del corpus, o estandarización), que operan mediante la normativización, esto es, con propuestas normativas que afectan a la gramática, la ortografía o el vocabulario de una lengua, y 2) sociales (planificación del estatus), encaminadas a intervenir en la posición social que una lengua ocupa respecto de otras o con relación a los criterios políticos, sociales o ideológicos de los gobiernos.

Por lo que se refiere al valor social de la lengua (estatus), si los hablantes de la lengua o variedad sobre la que se quiere operar arrastran un estigma social negativo, las dificultades a la hora de estandarizarla serán mucho mayores.

Por otra parte, la implantación de las normas lingüísticas fijadas es un proceso social que se desarrolla en la educación. Por esta razón, es necesario que la lengua sobre la que se quiere intervenir esté presente en el sistema educativo oficial del país o territorio donde residen y se educan los hablantes de esa lengua.

Tomando como referencia estas premisas, parece poco factible, pues, que la intervención de los medios de comunicación estadounidenses e internacionales sirva, por sí sola, para conformar un español internacional basado en el español (o en los españoles) que se habla en EE. UU. Para ilustrar esta evidencia, valgan estos nuevos contrapuntos a las «optimistas» expectativas de Alberto Gómez Font al respecto:

Sin embargo, en el caso de los hispanos la cuestión de la identidad lingüística se presenta mediante la doble confrontación español/inglés; español/ modelo castellano normativo-académico/variante nacional de origen (dominicana, cubana, mexicana, puertorriqueña, etc.)
Por lo que mientras existe una alta valoración del «español» como lengua internacional, existe una valoración negativa del español que se habla en los Estados Unidos, lo cual sustenta, fundamentalmente, en los estereotipos que se tiene sobre sus hablantes, los inmigrantes hispanos a quienes se los considera «pobres», «incultos», «ignorantes», y, por lo tanto, portadores de una lengua española «incorrecta», «fea». A las características propias de las variantes nacionales que son portadores estos hispanos, se añade la influencia que el inglés ejerce, a través del uso de vocablos en inglés, de giros, lo que hace que se reafirme más su condición de «lengua deteriorada».
Esta actitud negativa hacia las formas de hablar de los hispanos ha hecho que muchos de ellos se autodiscriminen y consideren «su» español incorrecto, lo que ha llevado, a muchos, al abandono de su lengua materna.

(Nuria Gregori y Sergio Valdés: «Identidad, uso y actitudes lingüísticas de la comunidad cubana en Miami, 2.ª parte».)

El valor simbólico del español como seña de identidad hispánica, como patrimonio cultural, sin embargo, se ve confrontado en sus idealizaciones excesivas con realidades centrífugas y conflictivas en los diversos confines de sus territorios. La presencia e incluso revitalización de ciertas lenguas amerindias son el producto de la movilización de sus hablantes, que presentan con fuerza creciente sus reivindicaciones lingüísticas, educativas y de autonomía, que cuestionan precisamente el postulado del español como referente identitario; la enorme y muy dinámica comunidad hispana en los Estados Unidos se ha construido imaginarios simbólicos propios, desde Aztlán, la cuna mítica de la civilización azteca, hasta su cultura chicana inconfundible.

(Rainer Enrique Hamel: «Las cuatro fronteras de la identidad lingüística del español: lengua dominante y dominada, lengua fronteriza y lengua internacional».)

 


Hispanos en Estados Unidos van perdiendo el dominio del español

Según un estudio publicado por profesores de sociología de Nueva Jersey y California, esto sucede generaciones después del arribo de inmigrantes y el inglés se convierte en el idioma predominante.

El texto contradice los argumentos populares de que la magnitud de la inmigración latina hacia Estados Unidos podría crear una sociedad bilingüe y un cambio fundamental en la cultura estadounidense.

Ese tipo de sentimientos han desempeñado un papel en debates en torno a la ley migratoria de Estados Unidos, y anteriormente este año desataron una controversia por una versión en español de The Star-Spangled Banner, el himno nacional estadounidense.

Douglas Massey, de la Universidad de Princeton, y Ruben Rumbaut y Frank Bean, de la Universidad de California, plantel de Irvine, hallaron que el español daba paso al inglés entre la gran cantidad de habitantes hispanos en el sur de California.

El estudio sugiere que entre los inmigrantes mexicanos que llegan actualmente al sur de ese estado, apenas cinco de cada 100 de sus bisnietos hablan un español fluido.

«Incluso en el mayor enclave de habla hispana en la nación, con una región fronteriza que históricamente perteneció a México, el español parece ir encaminado hacia una muerte natural para la tercera generación residente en Estados Unidos»', indicaron los investigadores en el texto, publicado en el número de septiembre de la revista Population and Development Review (especializada en población y desarrollo).

Los autores del nuevo documento usan información de un sondeo para mostrar que los hispanos de cada generación sucesiva hablan el inglés como lengua nativa, de igual forma que las oleadas anteriores de inmigrantes en la historia estadounidense.

El texto se basa también en dos estudios, uno efectuado en el 2004 y el otro del 2001 al 2003, para globalizar una muestra de 5.703 residentes del sur de California. Entre el grupo, 1.642 eran de ascendencia mexicana y un total de 2.262 tenían ancestros latinoamericanos.

La supervivencia del español entre los descendientes de los inmigrantes mexicanos y centroamericanos era más elevada que entre los otros grupos, pero aun así seguía el patrón en que el inglés llegaba a ser la lengua predominante con el paso de los años.

Entre los estadounidenses de origen mexicano con dos padres nacidos en Estados Unidos pero tres o más abuelos nacidos en el extranjero, sólo el 17 % hablaba español fluido. Entre los que tenían sólo uno o dos abuelos nacidos fuera de territorio estadounidense, la fluencia en español disminuía al 7 %.

Sólo el 5 % de los estadounidenses de origen mexicano con padres y abuelos nacidos en Estados Unidos hablaban bien español.

Entre la tercera generación de estadounidenses de origen mexicano, el 96 % prefieren hablar inglés en sus hogares.

(«Hispanos en Estados Unidos van perdiendo el dominio del español», El Tiempo.com, 13/09/2006.)

Samuel Huntington afirmó en su libro Who Are We? que los inmigrantes hispanos eran una amenaza para la identidad nacional de los Estados Unidos porque, a diferencia de otros grupos étnicos, no se estaban integrando en la nación anfitriona. La noticia de que Univisión Communications, el conglomerado de medios en español, está en venta es un síntoma más de lo equivocado que está este respetado caballero. Univisión controla más del 80 % del mercado en español pero, debido a que los hispanos de la segunda generación prefieren los programas en inglés, sus perspectivas para crecer en el largo plazo son pequeñas…, a menos que ella también se integre a la cultura estadounidense.

Parecería no existir razón alguna para que su propietario, Jerrold Perenchio, venda Univisión. El conglomerado, que incluye las áreas de televisión, radio y música, es una máquina de hacer dinero. En 1992, el señor Perenchio adquirió Univisión por $500 millones; hoy día, el conglomerado de medios posee una capitalización de mercado de $10 mil millones.

Sin embargo, las tendencias demográficas no juegan a favor de Univisión. Los nacimientos han superado a la inmigración como el factor clave en el crecimiento de la población hispana en los Estados Unidos. El mercado hispano continúa creciendo con dinamismo, pero los estadounidenses de origen hispano, y no los nuevos inmigrantes, son la verdadera fuerza detrás de esta expansión. Usted lo adivinó: los hispanos de la segunda generación hablan inglés y de manera creciente prefieren leer y ver medios en inglés.

Cualquiera que esté remotamente familiarizado con el mercado hispano sabía esto desde hace mucho tiempo. Lo experimenté personalmente hace algunos años cuando trabajé para una cadena de periódicos en Florida. Estudios realizados por organizaciones tales como el Pew Research Center, el Urban Institute y la Kaiser Family Foundation indican que los latinos nacidos en los Estados Unidos representan en la actualidad el 60 % de todos los latinos; que la segunda generación es bilingüe, posee un nivel de educación más alto y gana más dinero que sus padres inmigrantes; y que la tercera generación ni siquiera habla español. De tener algún efecto, el estigma que hoy día conlleva ser un inmigrante en los Estados Unidos presionará a la segunda generación a enfatizar su condición de estadounidense. Y los recién llegados no pueden frenar el proceso: sus hijos harán lo mismo.

[...]

El señor Perenchio puede tener otros motivos para vender (digamos, retirarse a Bora-Bora a perseguir mosquitos), pero resulta obvio que la cadena televisiva, que se esfuerza principalmente en satisfacer a los hispanos de la primera generación con acarameladas telenovelas, no puede seguir expandiéndose de un modo significativo a menos que haga algo drástico. La introducción de una programación bilingüe, por ejemplo, podría ampliar la audiencia de Univisión, pero también podría enajenar a su base de la primera generación. El desafío planteado por una generación que se va apartando de los medios en español, y no solamente la competencia de los medios electrónicos, puede ser la razón por la cual los ingresos publicitarios de la cadena han venido creciendo recientemente al ritmo de un tercio de la tasa de crecimiento de los ingresos de la TV en general.

Los hispanos jóvenes y angloparlantes preferirán mirar reality shows como The Real World y comedias como George Lopez, tal como lo señalara una nota reciente del New York Times, o escuchar la radio Hurban, un híbrido musical con el cual Clear Channel está experimentando en la actualidad.

Por supuesto, ningún grupo se integra a una cultura sin marcarla. Pero esa ha sido la historia de los Estados Unidos. Cada grupo religioso o étnico que se volvió parte de la nación estadounidense la enriqueció sin alterar fundamentalmente las ideas básicas que informan sus instituciones. Sí, los hispanos influirán en la cultura de los Estados Unidos, pero es cierto también que la cultura prevaleciente, comenzando por el idioma, está influenciándolos mucho más. Muchos hispanos parecen desear ver sus historias reflejadas en la programación televisiva en inglés. Me sorprendería si las cadenas televisivas en inglés no contemplan eso en sus planes futuros. Pero esas historias serán en inglés y mostrarán a los hispanos en proceso de integración cultural. [...]

(Álvaro Vargas Llosa: «La rebelión de la segunda generación».)

Parece pues, que la supervivencia del español en EE. UU. no depende en absoluto de la intervención de los medios en la definición del español estadounidense, y que tampoco se ajusta a la realidad el pronóstico de Gómez Font según el cual nuestros nietos verán ya en los diccionarios académicos la etiqueta «EUA» para marcar los usos propios del español estadounidense, o su vaticinio de que, dentro de 200 años, en EE. UU. sólo se hablará español.

¿Por qué, entonces, se da tanto valor al mundo hispano de Estados Unidos si parece que su idiosincrasia y sus circunstancias no son las idóneas para una planificación lingüística del español en este terreno? Lo analizaremos en la tercera y última parte de este artículo: «La imagen y el prestigio del (y de lo) español en Estados Unidos, una apuesta de mercado».

 

Silvia Senz Bueno (Sabadell)

 

 

5 comentarios

nike shox o'nine -

Comparison, more than reality, makes men happy or wretched.

Supra Skytop -

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Jordan Flight 45 -

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Mar Rodríguez -

Lo que sí está aumentando su fuerza es el poder adquisitivo de la población de origen hispano y su expansión, pero el idioma va, en efecto, en regresión...

En Nuevo México hay descendientes de españoles que mantienen el español de hace siglos, cuando sonaba la «h» con el sonido «f» y tienen restos de expresiones antiguas, pero en la población inmigrante se dan diferencias sociales entre nacidos en EE.UU. y llegados de México (estos últimos sufren discriminación) y, aunque la primera generación continúa hablando español (lo cual la deja en desventaja respecto al resto de la población), la segunda generación se defiende mejor en inglés que en español, en general...

Saludos,

Mar