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Nuevos tiempos, nuevos libros, nuevas leyes

Nuevos tiempos, nuevos libros, nuevas leyes

Bueno, señores, ya tenemos en línea el «Proyecto de Ley de la lectura, del libro y de las bibliotecas», ya podemos leerlo a placer y opinar y discutir sobre él, con la seguridad de que ya no van a cambiar nada, por supuesto.

Yo veo varios puntos poco claros, cuando no negros. Empecemos por el tan traído y llevado precio fijo del libro. Cierto es que el real decreto-ley 6/2000 de 23 de junio que en su artículo 38 liberalizaba el descuento de los libros de texto no dejaba lugar a que la situación empeorase, pero ¿de verdad esta nueva ley que excluye del precio fijo a los libros de texto de Educación Primaria y Secundaria protege a las librerías frente a las grandes superficies?

En el capítulo IV de la nueva ley, artículo 8, punto 8, se dice:

8. Sin perjuicio de lo dispuesto en la Ley 7/1996, de 15 de enero, de ordenación del comercio minorista, los establecimientos comerciales que se dediquen a la venta al por menor no podrán utilizar los libros como reclamo comercial para la venta de productos de naturaleza distinta.

En el real decreto-ley 6/2000, artículo 38, punto 4, se decía:

4. Queda prohibida la utilización del libro como reclamo comercial para la venta de productos de naturaleza distinta.

¿Acaso no usaban las grandes superficies los libros de texto como reclamo para que los clientes compraran allí otros productos? ¿Es que poner ese punto, que ya existía, en la nueva ley va a hacer que cambie algo?

Es cierto que ahora no hablamos de un descuento sobre el precio de venta: hablamos de un precio libre. Entre los numerosos casos excluidos del precio fijo están:

g) los libros de texto y el material didáctico complementario editados principalmente para el desarrollo y aplicación de los currículos correspondientes a la Educación Primaria y a la Educación Secundaria Obligatoria.

Entre los materiales didácticos a que se refiere este apartado quedan comprendidos tanto los materiales complementarios para uso del alumno como los de apoyo para el docente. Estos materiales podrán ser impresos o utilizar otro tipo de soporte. No tendrán el carácter de material didáctico complementario, a los efectos de lo dispuesto en el presente apartado, los que no desarrollen específicamente el currículo de una materia, aunque sirvan de complemento o ayuda didáctica, tales como diccionarios, atlas, libros de lecturas, medios audiovisuales o instrumental científico.

[Capítulo IV, artículo 9, punto 1.]

 

Ustedes pensarán: «La competencia es buena», «Los precios bajarán», «No somos asociaciones de caridad, que las librerías se cuiden solas», «Yo he de mirar por mi dinero».

Yo podría hablarles de lo que vale un buen librero, que es mucho, y que bien merece unos euritos más en los libros; y no me digan que esos euritos que le niegan al libro de texto y a la cultura se lo negarían también al ocio y al coche, por ejemplo; pues piensen que es una inversión. Debería decirles que también el pan es de primera necesidad y tampoco lo dan gratis. Debería hacerles notar que lo malo no es tener que comprar libros de texto, sino el que éstos cambien de un año para otro y el que su calidad sea muchas veces muy dudosa.

Pero imagínense otra cosa: imagínense ustedes que el libro que su hijo de 5.º de Primaria necesita se distribuye sólo en la librería o en la cadena de tiendas X, y piensen que casi todos los colegios lo han mandado, y piensen que el precio lo ponen ellos, y que la cadena X no tiene competidores: sólo ellos pueden dar el producto que todo el mundo anda buscando; vamos, que por hache o por be se han convertido por unas semanas en un monopolio. ¿Qué creen que harán con el precio del libro? Exacto, será el libro más caro de los que ustedes adquieran ese año; a no ser que otra cadena tenga la suerte de toparse con otro regalo igual.

Esta nueva ley viene con un presupuesto de 430 millones de euros para ocho años (hasta el 2014) para todas las inversiones y ayudas que contempla: librerías, bibliotecas, planes de lectura… La ley especifica en su Disposición adicional segunda la creación del Observatorio de la Lectura y del Libro:

El Observatorio de la Lectura y del Libro, dependiente del Ministerio de Cultura, con el carácter de órgano colegiado, tendrá como objetivo el análisis permanente de la situación del libro, la lectura y las bibliotecas.

Le corresponderá también el promover la colaboración institucional, en especial con observatorios u órganos de similares funciones que existan en las Administraciones Autonómicas, el asesoramiento, la elaboración de informes, estudios y propuestas de actuación en materia de la lectura, del libro y de las bibliotecas. Su composición, competencias y funcionamiento se regularán reglamentariamente.

 

Suponemos que será atendiendo a las recomendaciones de este observatorio como se desglosará adónde irá destinado el presupuesto del Ministerio para las distintas necesidades y ayudas, ya que hasta ahora no se ha explicado cómo se repartirá.

Es lícito pensar que el Ministerio espera que las Comunidades Autónomas participen con sus propios presupuestos.

En cuanto a las bibliotecas, echamos de menos que la ley haga mención al canon de pago de la Comisión Europea y proponga algún medio de financiación o de ayuda para no mermar y sí aumentar los insuficientes presupuestos con que cuentan muchas veces nuestras bibliotecas públicas y municipales. Y, a pesar de estar en la LOE, no hemos visto que haya ninguna partida de ningún Ministerio dedicada a las necesarias bibliotecas escolares.

Estrenamos ley. A ver si da para estrenar bibliotecas y mantener librerías, libreros, editores, correctores y autores.

 

Ana Lorenzo (Rivas Vaciamadrid, España)

2 comentarios

Magda -

430 millones de euros para ocho años es un dineral, aunque sea para todo el territorio me parece que se harán cosas muy positivas. Ojalá sea así.

Mar Rodríguez -

Hola:

Gracias por el artículo. 430 millones de euros para ocho años no me parecen suficientes para todo el territorio, pero a ver qué pasa.
Sobre las bibliottecas, estamos a la espera de ver qué hace la asociación de bibliotecarios...

Saludos,

Mar