El valor de la cultura (con ce de «copyright»)
Los estudios econométricos de la riqueza que la cultura y la(s) lengua(s) de un país son capaces de generar están a la orden del día.
En el caso de la lengua española, con un creciente peso demográfico y primacía política y sociolingüística en la mayor parte de países donde se habla, respaldada asimismo por una política lingüística dispuesta a disputar al inglés un lugar destacado entre las principales lenguas francas y a convertirla en motor económico de las comunidades hispanohablantes —capaces de desarrollar y explotar productos en español o relacionados con el español—, los análisis de su potencial económico impregnan también buena parte de los resultados de los estudios nacionales sobre el valor económico de las culturas hispanoamericanas, incluso en el caso de estados plurilingües y pluriculturales.
Pero no sólo la política de promoción y expansión del español deja su huella en estos análisis. Dado que su objeto de estudio son bienes culturales susceptibles de explotación económica, y que buena parte de ellos son productos de creación impulsados por una industria y protegidos por el paraguas de los derechos de autor, estos estudios suelen estar asimismo inscritos en políticas activas de persecución y erradicación de las prácticas que vulneran la propiedad intelectual, contrarias a los intereses ya no tanto del autor como de las industrias culturales.
No es casual, pues, el desarrollo paralelo de análisis nacionales de la contribución de estos elementos identitarios al PIB de cada país, y resultan, por tanto, inevitables las comparaciones.
Recientemente, el Ministerio de Cultura español presentó el trabajo El valor de la cultura en España, en la estela de los publicados en otros países hispanohablantes, como el que desarrolló en México Ernesto Piedras, ¿Cuánto vale la cultura? Contribución económica de las industrias protegidas por el derecho de autor en México (resumido aquí por el autor y reseñado aquí por Luis Fernando Lara, del Colegio de México), cuyos resultados —en especial en lo que concierne al sector de la edición— probablemente interese comparar al lector de A&C con los obtenidos por el MCU.
Silvia Senz (Sabadell)
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