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Los cuerpos del rey y el cuerpo de Michon

Los cuerpos del rey y el cuerpo de Michon

Imagen: © Jean Luc Bertini

Anagrama suele traernos autores y libros que merecen la pena. Dice Jorge Herralde, su editor, que los textos recogidos por esa casa editorial tienen un valor literario y no son escogidos por motivos comerciales o mercadológicos (vía Infoeditexto). Lo cierto es que leo y compro muchos libros de esta editorial, aunque creo que alguno se les cuela o nos cuelan, como Nunca me abandones, de Kazuo Ishiguro, que sin duda no llega a la calidad que nos dio el autor en Los restos del día.

Este libro de Pierre Michon es una edición en castellano de dos de sus obras, publicadas en distintos años en Éditions Verdier: Corps du roi, 2002, y Trois auteurs, 1997, en el 2006 por Anagrama. Es un acierto de esta editorial el haber publicado los dos libros conjuntamente, así como haber elegido el título Cuerpos del rey, porque aunque Pierre Michon no lo diga, considera literatura personificada también a Balzac y al mucho menos conocido Cingria; qué decir de Faulkner, tercero de los protagonistas, que es para el autor «el padre del texto» (p. 146), el que le proporcionó «[…] la llave, el secreto, la postura, el imparable incipit a partir del cual el texto se despliega sin esfuerzo.» (p. 146).

La traducción está espléndidamente realizada por María Teresa Gallego Urrutia. Me ha sorprendido leer en una crítica que esta excelente traductora haya cambiado el título, pasando el Corps de roi original [sic] a Cuerpos del rey. He buscado en Éditions Verdier y no he encontrado ninguna edición de Corps de roi de Pierre Michon, todas son Corps du roi. Aunque la crítica le saca un jugo estupendo a esta ausencia de artículo, me temo que sea una simple errata de Anagrama, que sí imprime en la contraportada: « Título de las ediciones originales: / Corps de roi (2002) y Trois auteurs (1997) / © Éditions Verdier / Lagrasse »

Pierre Michon nos obsequia (gracias también a su traductora) con una prosa excelente, varios relatos cortos que giran en torno a grandes autores literarios. El orden de Corps du roi parece haberse cambiado en la edición castellana Cuerpos del rey, aunque se ha respetado la división de los dos libros que componen este último, y así aparece en primer lugar «Los dos cuerpos del rey», que parte de una fotografía de Beckett —maravillosa, «[...] es guapo, hermoso como un rey; con pupilas de hielo, la ilusión del fuego bajo el hielo; con boca rigurosa y perfecta; y ese noli me tangere que le viene de nacimiento [...]», (p. 16) y es que «casi no es posible hacerle una foto al saccus merdæ llamado Samuel Beckett sin que surja en ese mismo instante el retrato del rey» (p. 16)—, y en el que Michon introduce el juego en el que nos va a adentrar: «Sabido es que el rey tiene dos cuerpos: un cuerpo eterno, dinástico, que el texto entroniza y consagra, y al que arbitrariamente llamamos Shakespeare, Joyce, Beckett, o Bruno, Dante,Vico, Joyce, Beckett, pero se trata del mismo cuerpo inmortal ataviado con pasajeros andrajos; y hay otro cuerpo mortal, funcional, relativo, el andrajo, que se encamina a la carroña; que se llama, y nada más se llama, Dante y lleva un gorrito que le baja hacia la nariz chata; o nada más se llama Joyce, y entonces tiene anillos y mirada miope y pasmada; o nada más se llama Shakespeare, y es un rentista bonachón y robusto con gorguera isabelina.» (p. 15).

Autor tras autor (Beckett, Flaubert, Muhamad Ibn Manglî, Faulkner, Villon, Victor Hugo), Michon fabula, recrea, imagina, relata, retrata, adivina e inventa esos cuerpos mortales que han sido portadores de lo sublime, que han sido reyes, ya por ser «literatura personificada», ya por una obra —como en este libro Villon por su Balada de los ahorcados—, ya por una frase perfecta —como la del ensayo de caza escrito a los sesenta años por Muhamad Ibn Manglî sobre el halcón: «Cuando bate de par en par, es desmedido; cuando sacia su hambre, va presto; cuando ataca, daña; cuando pica, hiende; y cuando hace presa, se harta» (p. 45), tal como la muerte.

Podemos así viajar con él por el hombre de carne y hueso que existe bajo el peso o gracias al placer de la escritura perfecta. Lo disfrutaremos, sin tener por qué estar de acuerdo[1], saboreando su prosa y sabiendo que mucho de lo que hay ahí es Pierre Michon, gran lector, gran conocedor de estos autores, pero siempre Pierre Michon, escribiendo entre el ensayo y la ficción, sin renunciar a esa parte de creación a la que él tiene derecho y que un día le fue concedido materializar a través del gran Faulkner, no con el peso de la «g» brillante y castrante de Victor Hugo (p. 30).

El titulado «El cielo es un hombre pero que muy grande» es el último de la parte «Cuerpos del rey» y el que da entrada a «Tres autores»; y no creo que sea una casualidad. En este relato, Michon se ha desprendido un tanto del cuerpo mortal —que no del sagrado— de los autores (Villon y Victor Hugo) para terminar de ocupar él ese espacio. En los tres relatos de la segunda parte, es Pierre Michon, sin juegos, el cuerpo mortal y carroñero; más que carroña, el que nos pasea de la mano entre los juegos de la literatura y la vida: los encuentros reales e inventados de Balzac y otros literatos, esas deliciosas escenas que Michon quiere que hayan ocurrido, que nos cuenta como si hubieran ocurrido. O los bailes de Cingria, sí, pero, sobre todo, el relato es una introducción a esa publicación del texto de este autor en la Nouvelle Révue Française gracias a su frase «Las hortalizas llegan por añadidura, en silencio, de noche.» (p. 140), exclusivamente gracias a ese baile de las comas, que no solo consigue que Paulhan publique la reseña, sino que Gide se apacigüe y se ría.

Y el último de los relatos es un reencuentro con Faulkner, y una confesión, un texto sincero de un autor que entra en la literatura como creador, gracias a una obra que se le hace cercana, que no le pesa, que le da una llave para abrir esa puerta que todo autor ha cruzado. «Sí, lo que me dio Faulkner fue permiso para entrar en la lengua a hachazos, y el atrevimiento del enunciado, la poderosa voz invencible que echa a andar dentro de un hombrecillo inseguro. Fue la violenta libertad.» (p. 147). Pues no es poco.

 

Decía Marcos Taracido en su Textos del cuervo intitulado Europa o el vislumbre de una nueva ficción:

Cuando ahora leo el Austerlitz de Sebald me aturdo con la niebla de Kafka, inmerso en las fabulaciones de Calvino, lucho y braceo con las hostilidades de Goytisolo, acaricio la sensibilidad de Coetzee (británico, tan británico), me enmascaro con Pessoa y navego por la lenta y precisa prosa de Marcel Proust. La hermosa historia de un hombre en busca desesperada de su origen, vapuleado por la angustia de un talud en su infancia, con el arte arquitectónico como único bastón, vestigio de las ruinas que quedan de su cuna, ruinas también de la devastación —y nueva fundación— de Europa en la Segunda Guerra Mundial. Austerlitz ama las estaciones como se ama el paso; el viaje, una huida constante hacia el pasado y a un tiempo la aspiración del mundo. Cuando escuchando a una familiar remota se da cuenta de que, sin entenderla, comprende la lengua de sus padres, yo escucho a Wim Mertens y el lenguaje imaginario de sus composiciones, y creo que en esa ficción tan cercana al ensayo (la que construye el Microcosmos de Magris o las novelas de Vila-Matas) es el camino, si ha de haberlo, hacia la nueva novela europea.

No es novela lo de Michon, son relatos, pero comparten la característica de ser «esa ficción tan cercana al ensayo». Y es bueno no perder de vista que lo que tenemos entre manos es eso: ficción.

Ana Lorenzo, Rivas Vaciamadrid (Madrid), España.



[1] Por ejemplo, a mí, «Cuerpo de palo», sobre Flaubert, me decepcionaría si fuera un estudio o ensayo; desde el momento en que lo tomo como ficción, que sé que el que más se describe ahí es el propio Pierre Michon en su relación con Gustave Flaubert, no me supone ningún problema; simplemente, yo no haría así ese retrato, salvando las distancias de la prosa.

2 comentarios

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Genial el blog, sigue asi. Saludos.

Carlos Terrones L. -

Estimados bloggeros de Addenda & Corrigenda

Sin el ánimo de polemizar. Una observación sobre el enlace de la campaña: "Eres lo que escribes. Eres como escribes".

Revisen los precisos comentarios de ALNITAK al finalizar el post: 'Acerca de este blog': http://escribesinfaltas.blogspot.com/2006/10/el-por-que-de-este-blog.html

Un extracto:

- "Parece que la a sin hache se ha corregido pero sigue estando en el título "Por que nace este blog?" con dos faltas sin tilde en el por qué y con un sólo signo de interrogación.
- Además conmigo se escribe junto y por último hay otra falta más:
"Si te gustaría redactar una entrada de por que escribir con buena ortografía en los Blogs", lo correcto sería "una entrada sobre por qué escribir con (...)".
- Iba a poner un enlace a la campaña porque me parece una iniciativa brillante pero no puedo poner un enlace a una campaña sobre no cometer faltas de ortografía cuando los promotores cometen hasta cuatro faltas de ortografía en la entrada de presentación...
Deberíamos mirar estas cosillas chicos".

Hay que tomar con pinzas y ver de reojo quienes encabezan campañas de esta índole. El logo marketero no basta. Fondo y forma tienen que estar de la mano.

Me comentan,

Carlos