Víctor García de la Concha, agente comercial
Si algo caracteriza la continuidad en la sucesión de Fernando Lázaro Carreter por parte del infinito García de la Concha es el instinto político de ambos y su agudo olfato para los negocios, un rasgo en el que el alumno aventaja al maestro.
De sobras hemos tratado en este blog la «locuacidad» del actual director de la RAE y su pericia no sólo para entusiasmar con sus nuevos emprendimientos (1 y 2) a los patrocinadores de la Fundación Pro Real Academia,[1] sino sobre todo para extraer todo el jugo a los productos —ya no son obras— panhispánicos (esto es: comercializables hasta por duplicado en todo el orbe hispano; véanse 1, 2 y 3 a modo de ejemplo).
Pero don Víctor no se conforma con eso; necesita nuevos retos, subir el listón de sus resultados comerciales (¿acaso irá a comisión?), y para ello, nada mejor que el pluriempleo. Y ahí anda el hombre, como presidente de la Fundación de Español Urgente, haciendo nuevos clientes para la casa, y vendiendo nada menos que a los responsables de la zaragozana Expo 2008 ese flamante Certificado de Calidad Lingüística que Alberto Gómez Font (coordinador de la Fundéu y yerno de Lázaro Carrater) presentaba como «el producto más novedoso de la Fundación del Español Urgente [...] un certificado de calidad idiomática para todo tipo de memorias empresariales, folletos, manuales de instrucciones o soportes publicitarios en general, cuando las empresas correspondientes así lo contraten y sometan sus textos a la auditoría lingüística de los expertos de la fundación».
Y ojo, que parece que además se atreven con los servicios editoriales: anuncian también que «la Fundación realizará además la obra Agua y desarrollo sostenible. Diccionario de terminología clave, que la Expo podrá regalar a los medios informativos y personalidades». Y digo yo que no lo hará gratis, por mor del buen uso del lenguaje.
Jopé, don Víctor. Usted no se preocupe: si no consigue modificar los estatutos para convertir su cargo académico en vitalicio, trabajo no le va a faltar cuando tenga que dejar la Docta Casa. Un sinfín de servicios lingüísticos y editoriales lo pretenderán. Eso sí: no le garantizo que puedan satisfacer su caché. En este ramo lo normal es cobrar muy poco.
Silvia Senz (Sabadell)
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