El burdo amateurismo del Diccionario de Mexicanismos de la AML
Con esta contundencia expresa Luis Fernando Lara la escasa entidad del Diccionario de mexicanismos que, bajo dirección de Concepción Company Company, recientemente publicó la Academia Mexicana de la Lengua:
Sin duda este Diccionario de mexicanismos es una obra que hay que tomar en cuenta como a los muchos diccionarios de regionalismos mexicanos hechos por aficionados, que, mal que bien, apuntan palabras para después investigarlas y darles un tratamiento serio; comparado con el Diccionario de mejicanismos de Francisco J. Santamaría (Porrúa, 1959), está todavía muy lejos de poderlo mejorar, no digamos sustituir. El sesgo de sus fuentes primarias, la falta de un método lexicográfico bien sustentado, sus errores de análisis del significado, lo convierten en una obra desconcertante, de dudoso valor social. La lexicografía no se improvisa.[Luis Fernando Lara Ramos: «Diccionario de mexicanismos (reseña)», Letras Libres, febrero 2011.]
Y esto es sólo la conclusión a la que llega una larga, rigurosa y minuciosa reseña de esta obra de la AML, recensión crítica firmada por el que se considera una de las máximas autoridades de la lingüística y la lexicografía hispánicas, director a su vez del que realmente es el único diccionario integral del español que hoy se habla en México, realizado con verdadero rigor científico y lexicográfico: el Diccionario del español en México.
Contrasten la magistral reseña de Lara (que admite comentarios, por cierto) con esta presentación del Diccionario de mexicanismos realizada en televisión por su directora, y comprobarán con más evidencia, si cabe, el grado de torpeza, mentira y manipulación al que llegan las instituciones normativizadoras de la lengua española para vendernos falsas representaciones de lo que hablamos:
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