Abusos laborales nada Inéditos: el caso de Miquel Salarich y sus traductores
Hace un par de días, en el boletín Infoeditexto que administramos en la RedIris, divulgamos entre nuestro ya casi medio millar de suscriptores esta entrevista con el editor de Inédita, Miquel Salarich, titulada «Los editores cargamos con la peor fama, pero arriesgamos más que nadie», en la que el entrevistado declaraba:
El editor carga con la peor fama pero arriesga más que nadie: gastos de informática, de local, de personal... pero tiene un producto que si no lo vende te lo devuelven y tan anchos. El editor pone la pasta, pone el libro en la calle, pero si no se vende el librero te lo devuelve, y pasa a un almacén donde de cara a Hacienda es un bien con valor que realmente tras seis meses no tiene. A menos que al autor le den el Nobel o se muera y se haga famoso... Este es un sector de buenos y malos, pobre autor, pobre traductor machacado por el editor que lo explota... Claro, no se ve cuando te pasan una traducción que es una piltrafa, y quieren cobrarla. Llevas el coche al taller y si no te lo arreglan reclamas. Pero si te niegas a pagar una traducción pésima, te quedas más negro que el betún.
Como reacción casi inmediata a las declaraciones de Salarich, la siempre activa y eficiente Sección Autónoma de Traductores de Libros de la Asociación Colegial de Escritores de España, ACE Traductores, nos ha hecho llegar este breve comunicado —que publicamos gustosamente—, firmado por los miembros de su junta en representación de sus socios, que arroja luz diáfana sobre las anteriores declaraciones del dueño de Inédita:
En respuesta a la entrevista al editor de Inédita, Miquel Salarich, publicada digitalmente en La Nueva España y enviada a los suscriptores de Infoeditexto, ACE Traductores desea manifestar que varios de sus asociados han tenido extraordinarias dificultades para cobrar su trabajo; algunos incluso tuvieron que reclamar con proceso monitorio. Otros, en cambio, todavía no han conseguido percibir lo que les correspondería por contrato (si este editor cumpliera la Ley de Propiedad Intelectual e hiciera contrato) meses después de la entrega de la traducción.
De modo que suscribimos parcialmente el titular, que debería reescribirse así: «Algunos editores cargan con la peor fama (merecida a pulso), pero deberán seguir buscando líneas de crédito en los bancos, no en los traductores».
Junta de ACE Traductores
El abecé elemental de todo editor con oficio dice que la primera y última responsabilidad de una obra es de quien la contrata y la publica, razón por la cual quien se mete en estos vericuetos sabe que ha de apechugar con ello y cubrirse las espaldas amparándose en la ley y en los propios controles procedimentales de calidad; Salarich no debería ignorarlo y seguramente no lo ignora. Pero se comprende que quien establece un acuerdo de coedición con la crême de la crême de la anticalidad editorial material (por «independiente» que sea) manifieste ese grado de cinismo.
Sólo un editor completamente bisoño, o que se haya topado con alguno de esos extra-rarísimos (y cotizados) traductores estrella que de vez en cuando echan mano de algún «negro» para mantener su volumen de producción, o que haya tenido la desgracia de confiar en una recomendación directa y aparentemente fiable, puede encontrarse con traducciones que no son de recibo ni de pago... y aun así tener que pagarlas si no media contrato o proceso judicial alguno que establezca lo contrario. Si no es el caso, cuando un trabajo de traducción no llega en las debidas condiciones —apreciación que requeriría la evaluación de un perito especializado en traducciones o un traductor jurado— generalmente se debe a que el editor ha encargado el trabajo sin pasar por el debido proceso de selección, ha impuesto condiciones laborales (plazos, tarifas...) draconianas, y, por supuesto, no ha redactado un contrato de traducción que reconozca y proteja los derechos de ambas partes (también los del editor a rechazar una traducción infame), no fuera a ser que con ello tuviera que pagar regalías al traductor; y parece que por ahí van los tiros en Inédita.
A este editor especializado en el género bélico le han salido, con toda justicia, unos colaboradores guerreros, que no están para cinismos cuando la precariedad de su colectivo es ya tan evidente y preocupante (pese a que mayoritariamente se sigue ignorando en la red sectorial, lo cual resulta igualmente deplorable).
8 comentarios
Traductor -
Justiciero -
Litman -
Pasaba por aquí -
SSB -
Hay una cosa que se llama selección de personal y otra que se llama contratación. Si el editor selecciona y contrata en las condiciones debidas, no tendrá que convertirse en moroso.
Antonio -
Sgto Arensibia -
Andrea -
Os envío el video de la mesa redonda Presente y futuro del libro celebrada en Camon
http://www.tucamon.es/contenido/presente-y-futuro-del-libro