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Sobre la SGAE, el canon, la libertad creadora y Henry James

Sobre la SGAE, el canon, la libertad creadora y Henry James

Hace tiempo que se viene cociendo la movida, impulsada por el paladín principal del capitalismo salvaje, de que de algún modo el arte, las ideas y la creación artística es algo que debe protegerse como si se tratara de un cubito de hielo en la playa de Maracaná y, además, de que el arte debe ser, sólo, única y exclusivamente, de quien lo paga.

Según esta teoría, el artista, un ser tocado por los dioses, las musas y vaya usted a saber qué más, debería ser mimado por la sociedad que, no se sabe muy bien por qué, tiene muchísimo dinero y le paga siempre que haga algo con su obra.

A la vez la obra, esa etereidad maravillosa que extrajo el artista divino no se sabe muy bien por qué, se ha convertido también en un bien de consumo por obra y gracia de las fuerzas del mercado y obras de artistas que llevan muchísimo tiempo muertos (algunos en la más absoluta pobreza) se venden por millardos y millardos que para sí los quisiera algún país de esos llamados «en vías de desarrollo» (desarrollo hacia qué, nos preguntamos algunos).

Las churras se nos están mezclando con las merinas, el cine español se muere, el teatro hace aguas, los músicos mueren de hambre y el apocalipsis ya comenzó ayer.

El absurdo ha llegado a grados tan... absurdos que ahora se atreven a decir en público (en la tele, nada menos y sin el mínimo rubor ni sonrojo en las mejillas) que la música que se compra no se puede compartir, porque tu hermana (un decir) no ha pagado el derecho de autor.

Yo me pregunto para cuándo lo de no compartir colonia con las amigas, no dejarle el bolso a la vecina para la boda de su hermana, no compartir coche (¡ese canon!) o no hacer fiestas de intercambio de ropa.

Las ideas básicas del cobro de cánones varios que nos abruman se basan en varios supuestos falsos, entre ellos el pensar que quien escucha la canción, quien ve la película, habría pagado la entrada en el cine o el alquiler de ese DVD, se hubiera comprado ese CD y demás. En realidad, probablemente ese disco que te han pasado te pueda hacer descubrir al artista, de quien comprarás algún otro disco, algún otro libro, irás a escuchar a alguna conferencia o, sencillamente, comentarás para que otros hagan la compra.

¿Quién nos devuelve el canon por publicidad, me pregunto?

Los artistas, mientras tanto, los creadores (que se llaman así, recuerdo, porque CREAN, no porque crearon hace mucho tiempo) dan conciertos, dan ciclos de conferencias, escriben en suplementos dominicales... algunos sirven mesas, hacen tatuajes o montan muebles; en definitiva, se ganan la vida y continúan hablando, comunicándose, absorbiendo de la sociedad y devolviéndole algo de lo que la sociedad les dio en forma de libro, de música, de creación que deben pagárseles de forma digna para que puedan para vivir, para alimentar a sus hijos, para pagar la hipoteca, para poder disfrutar de días libres, para pagar la cuota de autónomos... pero no para vivir del cuento, a no ser que sean cuentistas, claro ;-).

Una de las últimas vueltas de tuerca (gracias, Henry James) la da la SGAE, que además de intentar recaudar lo irrecaudable, pedir lo impedible y no dar gran cuenta de nada (me he pasado por su página y no habla de cómo hacen sus cálculos varios, al menos muy visiblemente), ahora además dedica parte de ese dinero recaudado... a perseguir a los propios creadores que se supone que es su deber defender: léase a Trebor Escargot, en Quimera.

Mientras tanto, algunas obras de arte siguen vendiéndose muy, pero que muy bien, a precios elevadísimos. Sus creadores, por supuesto, están muertos.

 

Mar Rodríguez

4 comentarios

Mar Rodríguez -

Hola:

Quincaller, gracias por el comentario.

Como dices, tengo que continuar analizando el tema, porque sí es complicado.

Pero la comparación del terreno que se dona con el libro por el canon es falaz: el terreno y el libro que cada uno se compra son PROPIEDAD nuestra, pues hemos pagado por ella, no va a venir el dueño del terreno a decirnos que no podemos dejarle al vecino que no plante sus lechugas en él si no le damos una a él. Cuando compré el libro ya pagué impuesto, cuando compré el terreno también. ¿Por qué no puedo ahora hacer lo que quiera con los dos?

Sí creo que hay que defender a los creadores (igual que a los agricultores, a los panaderos, a los maestros), pero me parece un modo equivocado de hacerlo aplicar impuestos de forma indiscriminada y casi sin control.

Saludos,

Mar

Ana Lorenzo -

Quincaller, tienes razón en que la propiedad intelectual es un tema complejo. Sin embargo yo entiendo que el canon para el soporte digital acaba con la presunción de inocencia que nos corresponde a todos por derecho. ¿Que no han encontrado otra forma mejor? ¿Tiene que pagar cualquiera que use un CD (un DVD; ahora se hablaba también de aplicarlo al disco duro) un canon independientemente del uso que dé a ese soporte? Eso sí que es simplificar. La industria musical, además, se ha reconvertido, y ahora se ofrecen los antiguos CD como descargas para MP3: ¿tiene sentido entonces seguir gravando el soporte que la industria utiliza como soporte de venta?

Y el préstamo de pago (que sé que viene de la Comisión Europea, no de la SGAE ni de la ley de Propiedad Intelectual española) es rechazado por la mayoría de los autores: el hecho de estar en una biblioteca es una garantía de difusión y de llegada al público que hoy en día las librerías no pueden cumplir más que con determinados libros o autores muy vendidos y recién editados. Los libros llamados de fondo tienen su publicidad y su forma de llegar a los lectores precisamente en las bibliotecas.

Son dos ejemplos de cómo el gravar un soporte y una propiedad intelectual (ya gravada en su venta) no ayudan a la protección de los derechos de autor.

Un beso.

Quincaller -

Este artículo, como muchos que van contra los derechos de autor, me parece muy despistado. Una cosa es que se hagan leyes para proteger a Disney y otra cosa es que esas protecciones no deban existir. Protegen a Disney y protegen a todos quienes tienen propiedades de orden intelectual. Quizá haya personas que escriban (compongan, toquen, dibujen, pinten, filmen, fotografíen, etc.) por amor al arte, pero yo no he conocido a ninguna. La gran frescura con que se trata este tema en A&C me sorprende, dada la calidad de los articulistas. El asunto es mucho más complicado de lo que aquí se presenta.

Tal vez, para ser coherentes, lo que se deba pedir sea la abolición de la propiedad privada. Eso es debatible, pero es coherente. Centrarse en la propiedad intelectual (porque en gran parte es transmisible sin necesidad de soporte físico) me parece miope. El día que se diga que quien posee un terreno y lo haya usado durante cierto plazo, deberá entregarlo al mundo gratuitamente, ese día veré la coherencia que falta.

Ana Lorenzo -

Me ha gustado mucho, Mar, el artículo, claro, no la situación.
Te copio aquí un enlace a un artículo de José Cervera titulado Ojalá los libros fueran coches http://noalprestamodepago.org/2007/05/10/ojala-los-libros-fueran-coches/ . Él habla sobre el préstamo de pago, pero si cambias libros por CD o DVD, y pago por canon, la situación es la misma: esa de que no puedes prestarle a tu hermana un bolso ni dejarle que se eche colonia.
Ah, sé que es estupendo que los libros de Henry James estén en dominio público, pero no hace falta que le des las gracias, mujer ;-)