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El expolio del oro de las palabras. La rebelión brasileña contra los corsarios del idioma, y otros acontecimientos de la mercantilización del español, a pie de página

El expolio del oro de las palabras. La rebelión brasileña contra los corsarios del idioma, y otros acontecimientos de la mercantilización del español, a pie de página

¿Recuerdan los lectores de A&C un reciente artículo, brevemente reseñado aquí, de la docente e investigadora argentina de la Universidad de São Paulo, Maite Celada, que denunciaba la tropelía del desembarco del Banco de Santander en Brasil para ocuparse, de la mano del Instituto Cervantes, de la formación de profesores de español en el estado de São Paulo?

Para aquellas personas que no estén ya sobre aviso, les recordaremos que el pasado 6 de septiembre se firmó en Brasil un convenio entre el Banco Santander y la Secretaría de Educación del Estado de São Paulo para calificar hasta 45 000 docentes en ejercicio en las escuelas medias, independientemente de la asignatura que dictan, y así atender a la legislación que determina la oferta obligatoria de español en los centros de enseñanza media a partir del 2010. El convenio, según los medios de comunicación, pretendía conseguir que los educadores pudieran enseñar español en la red pública de educación de este estado brasileño.

La aplicación del proyecto del Santander, bautizado con el nombre de «¡Oye!», iba a desarrollarse, según los planes trazados, en diversas fases. En la primera etapa se realizaría el proyecto piloto con la formación de 2000 profesores hasta febrero del 2007. De esos 2000 saldrían 40 tutores capacitados para formar a los siguientes profesores, y así sucesivamente. Cada año se esperaba formar a 7800 docentes, hasta alcanzar el objetivo de 45 000 en el 2010. El curso de capacitación, enteramente a distancia, utilizaría la metodología del Instituto Cervantes para impartir 480 horas de español y 120 de metodología; todo en un máximo de 2 años. Los docentes contarían con material didáctico multimedia e interactivo, vídeos, recursos de audio, juegos de aprendizaje virtual, audioconferencias y foros.

 

Según los medios, en el proyecto iban a participar también las tres mayores universidades públicas de São Paulo: la Universidad de São Paulo (USP), la Universidad de Campinas (Unicamp) y la Universidad del Estado de São Paulo (Unesp), además del Instituto Cervantes, el Gobierno estatal y el portal de Internet Universia, creado por el Grupo Santander. El banco se hacía cargo de la financiación, con un gasto estimado de dos millones de euros, y las universidades iban a ser responsables de la selección de tutores y de dar el apoyo académico al proyecto. El Instituto Cervantes sería el responsable de la elaboración de los contenidos de los cursos, aunque la coordinación general de «¡Oye!» correría a cargo de Universia Brasil, portal filial de Universia, propiedad del Santander. Según publican otras fuentes, el Cervantes estaría, además, a punto de alcanzar un acuerdo con Microsoft —cuya colaboración con otros agentes lingüístico-culturales españoles es bien conocida—, para que esta empresa dote a las escuelas de Brasil que van a enseñar español mediante este curso por Internet, de los ordenadores necesarios para ello.

El diario Cinco Días ofrecía hace un par de meses más detalles sobre los orígenes y motivaciones de este proyecto:

Según Enrique Huelva [profesor de Lenguas Extranjeras de la Universidad de Brasilia], la demanda de español siempre ha sido importante en el país, pero ahora convergen varios factores que la impulsan aún más. Además de la aprobación de la ley, la integración geopolítica —sobre todo por el Mercosur— y el retroceso paulatino del francés como segunda lengua, tras el inglés, han disparado el interés por el español. Además del Gobierno de Brasil, la embajada española en Brasilia y el Gobierno español están impulsando la enseñanza del idioma con la apertura de nuevas sedes del Instituto Cervantes (el año próximo se inaugura una en Brasilia) y con los intercambios de profesores entre universidades españolas y brasileñas.

 

El Santander ha elegido São Paulo porque es el estado en el que tiene concentrados el 82 % de sus clientes y el 79 % de sus oficinas en Brasil, pero su intención es ampliar el proyecto a otros destinos. En su mira están Gran Bretaña y Estados Unidos.[1] Aunque, según fuentes del banco, estos objetivos son más difíciles, ya se han iniciado conversaciones con algunas universidades, principalmente en la costa Este de EE. UU.

Compromiso con las políticas de Lula

El proyecto firmado ayer con el gobernador de São Paulo, Claudio Lembo, para formar profesores brasileños en español es una medida más con la que el Santander quiere reforzar su vínculo con Brasil. La visita al país suramericano del presidente del Santander, Emilio Botín, y su entrevista con el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, también sirvió para reforzar la imagen que el banco quiere dar de compromiso con el país. Cuando queda menos de un mes para las elecciones presidenciales, que se celebran el 1 de octubre, Botín ratificó en el encuentro el apoyo que dio a Lula desde que fue nombrado presidente en los comicios de 2002.

 

Entonces, la llegada de un líder de izquierdas al poder hizo saltar las alarmas entre analistas y, según fuentes del banco, la entidad fue penalizada por inversores por dar su apoyo al nuevo presidente. Esta vez, cuando la reelección de Lula parece ya un hecho, no hay incertidumbre, porque el presidente ha cumplido todos sus compromisos financieros y nadie teme sustos en la economía. «La gran estabilidad y las políticas económicas correctas están permitiendo que Brasil crezca de forma segura y sostenible», dijo Botín tras su reunión con Lula. Pero además de su apoyo, el español pidió al presidente una mayor apertura a la competencia en el sistema bancario, para aumentar su cuota de mercado, su objetivo actual. En la actualidad tiene el 5 % del mercado bancario del país (el 12% en São Paulo) y es el tercer mayor banco privado por activos, tras Bradesco e Itaú. Desde que compró Banespa en noviembre de 2000, el Grupo ha invertido en adaptar los sistemas informáticos de las entidades que ha fusionado: Santander Brasil, Santander S/A, Santander Meridional y Banespa.

 

A finales del año pasado la entidad unificó la marca, que pasó a ser Santander Banespa, y ahora atraviesa una etapa en la que pretende potenciarla. Para ello, el banco español lanzó este año una campaña publicitaria de 100 millones de dólares con los principales jugadores de la selección brasileña.

En el momento en que se anunció la firma del convenio, la prensa recogió también las opiniones, acerca de su participación, de algunas de las partes implicadas, que en algunos casos resultaron verdaderas declaraciones de intenciones. En primer lugar, el presidente de la entidad financiera, Emilio Botín (cuyo apellido es toda una premonición) manifestó a Cinco Días que:

el idioma español es “un tesoro generador de riqueza y desarrollo” y lo definió como “un activo estratégico con creciente influencia en el mundo”.[2]

Por su parte, el director de Gestión Comercial y Desarrollo de Producto del Instituto Cervantes, Juan Pedro de Basterrechea, comunicó a Efe:

“Se trata de una iniciativa extraordinaria que nos permite, gracias al Santander, desarrollar nuestra actividad de difusión de la lengua española y de la cultura de los países hispanohablantes.

En la misma crónica de Efe, la Secretaria de Educación de Sao Paulo, María Lucia Vasconcellos, destacó:

que el Santander tiene desde 2004 un programa de apoyo a la formación de profesores brasileños de español que son capacitados en la Universidad de Salamanca, 30 de los cuales, que acabaron de regresar de España, participaron en el acto.

A su vez, gobernador de São Paulo, Claudio Lembo, dijo:

“Este programa nos permite iniciar una nueva etapa de la historia de nuestros pueblos.”

Finalmente, el director general del Área de Universidades del Santander, José Antonio Villasante, declaró:

“[E]s posible que el acuerdo de formación de profesores de español presentado hoy en São Paulo se extienda a otros estados brasileños que coincidan con el área de influencia del Santander.”

Y añadió:

“Estamos encantados con este programa. La educación universitaria es fundamental para mejorar las condiciones de vida y de libertad de los países.”[3]

A estas alturas, habrán notado los lectores que, entre todas esas declaraciones gozosas, faltaba la evaluación de una de las principales partes implicadas: la de los propios docentes de la Universidad de São Paulo (USP), la Universidad de Campinas (Unicamp) y la Universidad del Estado de São Paulo (Unesp). ¿Estaban ellos tan encantados con este programa como el resto de participantes?

Dedúzcanlo de estas declaraciones de Maite Celada en Unidad en la Diversidad, que volvemos a citar:

En el contexto de la ambición generada por las cifras, tratar la lengua española como un “tesoro” [...] y tratar a Brasil y a sus 170 millones de habitantes como un mercado promisorio a consolidar es algo que nos pega fuerte a muchos latinoamericanos, que tenemos una memoria no metálica y en la que el pasado hizo mella.

Soy docente-investigadora de una de las referidas universidades, en la que se forman profesores de español hace más de cincuenta años, actualmente con un mínimo de 2800 horas. Firmé, como muchos, el “Manifiesto por la calidad de la enseñanza del español en la Red Pública del Estado de São Paulo” y pienso que el Gobierno que se atrevió a formalizar el acuerdo con el Santander aceptó un doble atropello que, según sostengo, caracteriza el hecho.

El atropello de una tradición y del concepto que implica la formación de profesores. Quién es profesor en Brasil, cuántas horas necesita para aprender una lengua y para aprender a enseñarla; cómo aprende español un brasileño, qué esfuerzos e inversiones subjetivas le cuesta producir una separación entre lenguas que suenan y resuenan como parecidas: estas son preguntas que no se plantean. En respuesta a la “urgencia” dada por la falta de profesores para atender a la ley de oferta obligatoria de español en Brasil —falta que estimo inflacionada—, un banco llega garantizando resultados exitosos, la promesa de un milagro: más de cuarenta mil profesores en muy poco tiempo. Por su parte, los funcionarios del Estado aceptan y sostienen la metáfora económica: la lengua como un producto.

Por ese bies, llega el otro atropello. En tierras brasileñas [...] la reflexión teórica sobre los procesos de enseñar y de adquirir lenguas es muy rica y, en cierta forma, es referencia y hasta marca vanguardia en el Cono Sur. [Sin embargo] la Secretaría de Educación ha aceptado el plan trazado por profesionales del mercado y por expertos, funcionarios de un organismo del Estado español. Digo “expertos” en el sentido de Beatriz Sarlo que, en los noventa, los contraponía a los intelectuales pues, en la continuidad técnico-administrativa de un Estado que traba alianzas con grupos que buscan poderío y expansión económicos, ponen conocimiento técnico al servicio de los fines pragmáticos del Mercado.

Raro es, todavía, toparse con reacciones explícitas de rebelión ante los atropellos que, en nombre de la expansión económica de la lengua y la cultura españolas, empiezan a producirse en América. En el caso de los docentes (y alumnos) de español de las universidades del estado de São Paulo, estas palabras de indignación de Maite Celada por el doble menosprecio que suponía la entrada del Santander y el Cervantes en el terreno del E/LE en Brasil han sido sólo un avance de una rebelión de mucho mayor alcance, cuyos primeros pasos relataba ayer el diario Cinco Días. Reproducimos el artículo íntegramente:

Los profesores de São Paulo se rebelan contra el Santander

Patricia Caro / RíO DE JANEIRO (15-11-2006)

Unos 900 profesores y estudiantes han firmado un manifiesto para impedir que uno de los programas estrella de la obra social del Banco Santander en Brasil salga adelante. Presentado a bombo y platillo en septiembre por el presidente de la entidad, Emilio Botín, al lado del gobernador de São Paulo, Claudio Lembo, en la capital brasileña, «¡Oye!» fue concebido como un curso para capacitar a profesores de la red pública de educación secundaria para enseñar español a los alumnos. Con ello, el Santander quería facilitar el cumplimiento de una ley que obligará a que todos los centros de educación secundaria ofrezcan clases de español a partir del 2010. Un mes después, el banco y el Gobierno de São Paulo tuvieron que matizar las condiciones de un programa que, finalmente, no formará por sí solo a los profesores para enseñar español.

Detrás de ese cambio están los profesores de español de las universidades públicas de São Paulo, que han iniciado una batalla para impedir que un curso de 600 horas vía Internet, como es «¡Oye!», equipare su formación, que requiere un mínimo de 2800 horas presenciales más muchas horas de práctica.

“Es un golpe a la educación nacional dado por nuestro gobierno y por un banco español. Es absurdo. No corresponde a un banco algo que es de soberanía nacional”, se queja Neide Maia González, profesora de lengua española en la Universidad de São Paulo (USP).

El Instituto Cervantes certifica el curso y el portal Universia, del Grupo Santander, es el encargado de impartirlo. La directora general de Universia en Brasil, Alina Correa, explica que hubo una confusión en la concepción del curso por parte del Gobierno estatal y que ya se ha solucionado. “La propia Secretaría de Educación entendió que tenía que cambiar el enfoque y en lugar de formar al profesor para enseñar, lo que va a hacer es mejorar su preparación. Ya en una segunda etapa los profesores que interesen podrán hacer la licenciatura que sí les capacita”, afirma.

La Secretaría de Educación también tuvo que emitir un comunicado explicando que el curso ofrecido por el Santander “por sí solo” no capacita a los docentes a enseñar la lengua.

Entre los profesores, sin embargo, reina el escepticismo e insisten en que el curso se suspenda según está concebido. No se fían del cambio anunciado. “Puede ser una retirada estratégica. Si es para que los profesores aprendan otras lenguas, nada en contra, pero ¿para qué van a aprender metodología si no es para enseñar?”, apunta González.

El curso piloto comenzó el mes pasado con 2000 profesores. Correa asegura que ha sido un éxito de aceptación porque la demanda es mucho mayor que la oferta. Hay también otro aliciente: los 100 mejores profesores serán obsequiados con un viaje cultural a Salamanca de 35 días. El curso actual finaliza en febrero y las previsiones son formar a 45 000 profesores en dos años.

El banco considera fundamental contar con el apoyo de las universidades, pero por ahora, los profesores no están muy dispuestos.

Bueno es que no estén muy dispuestos. Ciertamente, si fuera otra la disposición desde diversas instancias de la educación, los profesionales del lenguaje y la cultura españolas y latinoamericanas, otro gallo les cantaría a todos esos bancos y empresas de la industria cultural y no cultural tan interesados por el valor económico del español —y tan ansiosos por hincarle el diente— que son capaces de organizar, con apoyo gubernamental y colaboración constante de nuestras instituciones lingüísticas, sucesivos seminarios sobre el valor económico del español, o de participar en una serie de congresos sobre el impulso del español como activo económico, que arrancaron recientemente con la I Acta Internacional de la Lengua Española.

Claro que, sin el interés de esas empresas y entidades financieras por el rendimiento económico del idioma español, probablemente el BBVA nunca se habría aliado con Efe —que, por cierto, cierra el ejercicio del 2006 con beneficios por primera vez en su historia— para dar a luz a la Fundéu, que entre sus productos incluye cursos de formación virtual destinados a periodistas latinoamericanos y que ya extiende su influencia a América Latina.

Ni Telefónica habría patrocinado el reciente Diccionario panhispánico de dudas académico.

Ni tendría la RAE el dinero suficiente para ir remodelando su trabajo normativo —cuyas novedades va comercializando apresuradamente, en una estrategia de publicación por goteo, en formato libro[4], con vistas a «modelar» un español culto global, salpicado de usos muy arraigados en América, que ha de servir de lengua franca en los intercambios mercantiles con América, como vehículo de comunicación para las agencias de prensa y medios internacionales en español, y como modelo lingüístico de los medios de comunicación estadounidenses en español.[5]

Pero tampoco habría motivos para pensar que las palabras sobre el idioma español que tan sentidamente expresaba Pablo Neruda en Confieso que he vivido no están completas. Decía el poeta en sus memorias:

Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos. Estos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo… Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas… Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra… Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes… el idioma. Salimos perdiendo… Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras.

No habría, no, entonces, motivo para apostillar: «Y se nos están llevando ahora el oro de las palabras».

Silvia Senz (Sabadell)



1. Sobre los proyectos de expansión de la lengua española en EE. UU. y sus beneficiarios, léanse: Silvia Senz, «La fijación del español internacional (y de la edición en español) en EE. UU. , ¿una cuestión de prestigio, imagen, medios y libros de estilo?» (1.ª parte, 2.ª parte y muy especialmente la 3.ª parte); Victoriano Colodrón, «La imagen de la lengua española según Juan Ramón Lodares».

[3]. Sobre la retórica triunfalista o buenista en los discursos en torno al idioma español y a su expansión internacional, léanse: V. Colodrón, «El español, ¿lengua para la paz?»; José del Valle, «La lengua, patria común. Política lingüística, política exterior y el posnacionalismo hispánico».

[4] . En tan sólo un año, la RAE y las academias hispanoamericanas asociadas han sacado a la luz el Diccionario del estudiante (con Santillana), el Diccionario panhispánico de dudas (o DPD; con Santillana) y acaban de presentar el Diccionario esencial (con Espasa), que, sin anular la validez normativa del Diccionario (2001), la Gramática (1931) y la Ortografía (1999) vigentes, han ido avanzando paulatinamente algunas de las novedades de norma que incorporarán el nuevo Diccionario académico (previsto para el 2013), la nueva Gramática (prevista para el 2008) y la nueva Ortografía (prevista para marzo del 2007), de tal modo que, para conocer la norma actual del español hay que manejar hoy seis obras distintas (dos de ellas no libremente consultables por línea).

Pero lo más grave no es esa dispersión y goteo de la norma culta del español, sino las clamorosas contradicciones que se detectan entre unas obras académicas y otras, la ausencia de criterios y metodologías comunes y diversos errores de bulto, que están llevando a la RAE —según se cuenta en los mentideros lingüísticos— a plantearse la corrección, a menos de un año de su publicación, de la versión en línea del DPD, lo que invalidaría su primera edición en papel, que en sólo cinco meses se convirtió en superventas.

Sobre estas cuestiones, recomendamos la lectura de: José Martínez de Sousa: «Diccionario del estudiante», «El Diccionario panhispánico de dudas ¿cumple con su deber?»; Jordi Minguell: «El dígrafo ortográfico italiano zz y su transliteración en las obras de la RAE».

[5]. Véanse de nuevo los artículos citados en las notas 1 y 2.

5 comentarios

Conrado Nuñez -

FE DE ERRATAS
Donde dice "Ester Chargoñia" léase "Pilar Chargoñia".

(Perdón Pilar, te bauticé.)

Conrado Nuñez -

Excepcional el artículo!
Estaba pensando en lo que decís vos, Ester Chargoñia, y me parece que podríamos crear un espacio (una lista, por ejemplo) que de cuenta de la difusión/negocio del español en el mundo. Se pueden enumerar los negociados de que se tenga información, con una breve descripción, y enlaces de ampliación.
Doy 4 como ejemplo (vertidos en este artículo):
-Fundéu y BBVA;
-DPD y Telefónica;
-Ley de Español en Brasil y... la chorrera de interesados en el negocito (Santander, el Cervantes, el Gobierno de Brasil, el de San Pablo, etc.);
-Instituto Cervantes y Bco. Santander.

Un abrazo, amigos, y los invito a pasar por mi blog y a que colaboren con artículos, comentarios, inquietudes, etc. Y también pueden suscribirse al boletín (es gratis): sólo envíenme un correo a cuestionesdelenguaje@gmail.com
http://remoderna.blogspot.com/

Gonzalo -

Hola, Juan Pablo, no soy precisamente devoto de la RAE, pero en el DPD no está "coger" en el sentido que entiendo que mencionas porque ya está en el DRAE (acepción 31). En teoría son diccionarios complementarios. Un saludo cordial, Gonzalo.

Juan Pablo -

El Diccionario Pan Hispánico de dudas lo regalan?
Otro tema es hasta qué punto es Pan-Hispánico (que me suena algo así como Pan-Germánico o Pan-Eslavo)? Busquen en la palabra coger y verán que de latinoamérica nada de nada. Será que nos han vuelto a coger?

Pilar Chargoñia -

¡Bien por ellos, los profesores y estudiantes brasileños!
Tengo la sensación, muchas veces, a partir de las notas que publicamos en este blog, de que estamos clamando en un desierto. Cada día me pregunto: ¿Estoy equivocada? ¿Cómo es que tan pocos vemos lo que está al alcance de quien quiera informarse y leer lo publicado en la Red? ¿Por qué es tan difícil admitir que hay organizaciones e instituciones que podrían trabajar mucho mejor a cómo lo están haciendo? (Es pregunta muy retórica).